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El anuncio del Ministerio de Medio Ambiente de destinar 12 millones de euros a la compra de fincas costeras de Balears para su preservación ha sido objeto de numerosos comentarios a lo largo de los últimos meses. A pesar de que las gestiones y contactos con los propietarios se llevan en secreto para no perjudicar las negociaciones, cuatro fincas de Mallorca ya han salido a la palestra: la ya famosa parcela de ses Covetes con sus casi 70 apartamentos a medio construir (o, mejor dicho, en ruinas, dado el tiempo transcurrido desde que se levantaron sus estructuras de hormigón) y tres de Artà, es Canons, sa Canova y es Molí den Regalat, cada una de ellas también con un historial de tentativas urbanizadoras. En Menorca, Eivissa y Formentera también se comprarían fincas. Se ha hablado de s'Arenal den Castell, Platja de Migjorn y ses Feixes, respectivamente.

Según la Conselleria de Medi Ambient, que participa en la propuesta de fincas a adquirir, serían unos diez los terrenos que el Ministerio tiene sobre la mesa. Y según el Ministerio, los contactos que tiene establecidos en las Islas se refieren a fincas que, en total, suman un valor de 25 millones de euros, es decir, el doble de lo que tiene presupuestado para adquisiciones.

Todavía es pronto para saber qué fincas comprará el Ministerio y si destinará todo el dinero habilitado para adquirir una o varias de ellas, en función de las prioridades.

Llegados a este punto, el debate es el siguiente: ¿hay que comprar según los valores naturales del terreno o según los proyectos urbanizadores que puedan existir?

Ya hay voces políticas y ecologistas que han denunciado que comprar sa Canova o es Canons sería absurdo porque son espacios que ya están protegidos por la Llei d'Espais Naturals. También se ha criticado que ses Covetes sea una de las opciones, pues las sucesivas sentencias judiciales han dejado bien claro que la construcción de los apartamentos fue ilegal y que ya sólo cabe esperar la resolución de un último recurso presentado para restituir la legalidad en esa parcela y empezar a derribar. Además, se considera que comprar ses Covetes sería una forma de «premiar» a quienes han estado esperando la oportunidad de urbanizar ilegalmente. Así, estos sectores críticos se decantarían por la compra de fincas que no están protegidas y que tienen un proyecto de urbanización en tramitación, es decir, que están realmente «amenazadas». Éste es el caso del Molí den Regalat, donde los promotores ya tienen licencia para construir.