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El proyecto de prolongación del segundo cinturón de Palma, desde la autopista de Inca a la carretera de Valldemossa, elaborado por el Govern del PP la pasada legislatura no verá la luz al menos en los próximos cuatro años. De hecho, mientras gobernaron los populares ya era bastante improbable que se hiciera realidad porque la Administración central socialista no estaba dispuesta a invertir ni un duro en este proyecto.

Ríos de tinta se han escrito sobre una obra que, aun siendo necesaria para muchos, es complicada de ejecutar. Se trata de una carretera nueva próxima a núcleos de población que no quieren saber nada de esta infraestructura. Ahí están las protestas de Son Sardina.

Y es que el proyecto del PP era muy ambicioso e impactante. No era una carretera convencional sino una autovía para circular a 100 kilómetros por hora, con cuatro carriles y una mediana de 10 metros de ancho. La vía rápida contaba con cuatro grandes enlaces en la carretera vieja de Bunyola, en el camino 140 para el acceso al polígono de Son Castelló, con la carretera de Sóller y en la de Valldemossa. Las dos últimas eran espectaculares con dos macrorotondas elevadas con un radio de 50 metros. Para penetrar en el polígono industrial se proyectaba, además, otro imponente vial con cuatro carriles.

Francina Armengol, presidenta del Consell, ya ha anunciado que este proyecto, que descongestionaría la Vía de Cintura, no se ejecutará tal y como está redactado. En realidad, su ejecución dependerá del estudio de movilidad que el Departament de Carreteres encargará una vez que se firme el convenio de carreteras con el Ministerio de Fomento y que permitirá llevar a cabo importantes inversiones en la red viaria, esta vez en los accesos a Palma, saturados por elevado volumen de tráfico.

Gonzalo Aguiar, director insular de Carreteres del Consell de Mallorca, reconoce que el proyecto del PP era muy impactante y que de hacerse, tendrá que hacerse importantes modificaciones. Para empezar se plantea reducir hasta un 40 ciento el territorio que se ocupaba con la autovía. «No será una autovía», dijo Aguiar, «será simplemente una carretera convencional». Para lograr el dinero de Madrid, que ya pacto con el PSOE la pasada legislatura, el Consell está dispuesto a rebajar de cuatro a dos los carriles que conectarán la autopista del aeropuerto con la carretera de Valldemossa. Además de reducir a la mitad la ocupación, los macroenlaces previstos en los cruces con las carreteras que cruza también serían bastante menos impactantes, limitándose a construir rotondas a nivel o enlaces inferiores.

La modificación afectaría bastante a una zona especialmente sensible como es Son Sardina, barrio que siempre se ha posicionado en contra del proyecto.