TW
0
CONCHA AGUSTÍN Unas 3.500 personas llamaron al Teléfono de la Esperanza el pasado 2006 en las Islas, una media que aumenta paulatinamente año tras año y que engloba llamadas de niños y jóvenes que sufren de soledad e incomunicación, los aspectos más relevantes de las personas que ante una crisis emocional aguda acuden al Teléfono de la Esperanza.

El sacerdote y psicólogo Marià Gastalver, que dirige la ONG desde 1996, pone el acento en la «falta de apoyo social y, en muchos casos, también de medios económicos».

Gastalver considera que la persona en la sociedad actual «está sometida a numerosos estímulos que la desestabilizan y desestructuran». El sacerdote apunta a la «pérdida de capacidad de resistencia y aumento de la agresividad, en una sociedad que valora a la persona por los objetivos cumplidos, por aquello que posee».

Por el contrario, la lectura, la amistad, la empatía... parecen ser el remedio contra la angustia que experimentan los usuarios del Teléfono de la Esperanza.

En la actualidad, esta ONG cuenta con 50 voluntarios que intentan dotar de autonomía a las personas que llaman. Dar claves para que por sí mismas puedan resolver el conflicto. «Pero no nos llamemos a engaño, siempre hay quienes se enganchan al teléfono y, ante cualquier problema, no son capaces de actuar solos. Es una situación que se da en los 26 centros que hay en España, aunque lo ideal es potenciar recursos propios para afrontar con independencia las crisis que puedan surgir». Este psicólogo apunta que muchas veces el «trabajo de orientación consiste en aclarar qué servicios sociales existen en Balears. A veces la información no se difunde de forma clara a la gente ».