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Comenzar el día con un café en el bar o cafetería cerca de la oficina es lo que mucha gente hace antes de comenzar la jornada laboral. Cuando aún muchos llevan las sábanas pegadas y no ven a dos metros, las pizarras y carteles de las cafeterías nos indican como despertarnos con un buen desayuno. Las tostadas con mermelada o croisants, zumo y café con leche es uno de los desayunos más solicitados a primera hora de la mañana, de entre las 7 y las 9 horas. Pero no son todas las cafeterías o bares que ofrecen un menú de desayuno, aunque para muchos pedir un café es desayunar.

Algunos establecimientos cuelgan o muestran las pizarras con la sugerencia matinal, donde el cliente además de consultar con el estómago lo puede hacer con el bolsillo, pues coger fuerzas desde por la mañana puede costar hasta 1.000 pesetas, (6 euros) de la antigua moneda, si añade un bocadillo o variado a un completo desayuno. En la zona del centro de Palma, cuando la Ciutat se despierta algo más tarde que en polígonos o barriadas, los clientes comienzan tomando un café, el primero de hasta cuatro durante la mañana. Oficinistas, dependientas, personal de banca, empresarios, etc. hacen un rápido repaso a la prensa mientras se toman el café en la barra. Maribel, dueña de Psicolabis, una nueva cafetería en el Passeig Mallorca, ofrece a su clientela una gran variedad de desayunos: café con leche más croissant, 2,10 euros. Pulga de jamón y queso más café con leche, 2.20 euros. Zumo de naranja natural más café con leche más tostada o croissant, 3.50 euros.

Pero si uno se levanta con ganas de meterse entre pecho y espalda un buen bocadillo caliente de tortilla española, jamón y queso o pepito de lomo, entre otras especialidades den un salto hasta la cafetería Bens en calle Blanquerna. Gente de negocios, empresarios, de mutuas, seguros, comerciales y boutiques de la zona conocen los espectaculares desayunos de Ita (Isabel) y su hermana Lola.
Desde las 7 hasta las 12 horas sus clientes a un ritmo de vértigo reponen energías con suculentas tostadas, pinchos, ensaimadas, croissants y bocadillos recien hechos. Incluso cuenta, Ita, la propietaria, que «hay clientes que les veo aparcar el coche y ya les pongo el café en la barra, incluso les pongo la sacarina o el azúcar.
Descafeinados con leche, solo con hielo, carajillos, cortados, café americano, capuchino... La variedad para quienes dicen de ir a tomar un café es de lo más variada. Por su parte, las tostadas con mantequilla, mermelada o aceite u otro tipo de bollería son el perfecto acompañante para comenzar con energía el día. Desde cafeterías emblemáticas hasta locales minimalistas utilizan el reclamo de las pizarras o carteles comunicando los deliciosos desayunos y menús con los que el cliente puede iniciar la rutinaria jornada laboral.

Julián Aguirre