TW
0

Las tradicionales panades, crespells y robiols llenan un año más los hogares mallorquines reuniendo a las familias en torno a la mesa de Semana Santa. Elaboradas en casa o producto de los más antiguos hornos, representan la dieta habitual para muchos ciudadanos por estas fechas. Alguna de estas pastelerías, como es el caso del Forn Fondo, presenta una especialidad propia: la panada de pasteló, una receta muy antigua cuyo nombre deriva del molde que se utilizaba antaño.

A diferencia de las panades que se venden durante todo el año, las de Semana Santa se distinguen por estar rellenas de carne de cordero y por la pasta dulce. Un aspecto que, según los estudios históricos realizados dentro de la tradición judía podría tener un orígen bíblico. Lo mismo ocurre con ecrespel cuya forma habitual de estrella nos remite al pueblo que adoptó como símbolo la estrella de David.

Por su parte, erobio destaca por su forma de media luna, similar a la boreka de la pastelería sefardita. Puede ser relleno de brossat, cabello de ángel, confitura o crema.

Gabriel Alomar