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M.JUNCOSA
«Fomentar el espíritu del ahorro y la previsión entre las personas trabajadoras, ofrecer a las familias préstamos en condiciones adecuadas de interés y plazos de devolución y aplicar una parte de los resultados a actividades asistenciales y de beneficiencia». Estos son los objetivos fundacionales de Caixa de Balears, Sa Nostra, que se constituyó el 18 de marzo de 1882 en los locales de la Junta d'Agricultura, Indústria i Comerç, en la Plaça de Santa Eulàlia de Palma, en un acto al que asisitieron 38 personas además el notario Miquel Ignasi Font.

El aumento del volumen de negocio y de la actividad productiva hizo que la caja creara la figura del director profesional en 1935, año en que además abrió su segunda sucursal en Andratx.

Sa Nostra, que cerró 2006 con unos beneficios de cerca de 90 millones de euros antes de impuestos -incluyendo los resultados de la sociedad matriz y empresas participadas-, registró en su primer año de ejercicio unos beneficios de 47,58 pesetas.

En concreto, Sa Nostra consiguió en 1883 la confianza de 455 impositores y un saldo de creditores de 46.783 pesetas. La caja realizó en su primer año un esfuerzo inversor, ya que cerró el ejercicio con 2.621 préstamos, con un saldo de 55.018 pesetas.

La crisis de Cuba (1890-1900), que provocó una ruptura del comercio con el Caribe y la reducción de la actividad productiva en Mallorca, además de un clima de desconfianza y un intenso proceso de emigración, provocó en la caja de ahorros una estancamiento de los saldos de los creditores y de los préstamos, que en número se mantuvieron en torno a los 14.000. Pese a esta situación, Sa Nostra abrió en el año 1900 su segunda oficina (primera sucursal), en el pueblo de Alaró.

Con el inicio del siglo XX la caja de ahorros retomó su crecimiento. En 1903, Sa Nostra encargó al arquitecto Gaspar Bennàssar el proyecto del edificio modernista de la que hoy es su sede social, en la calle Ramón Llull de Palma, que sería inaugurado en 1909. En 1918 la caja sustituyó el concepto de beneficiencia por el de obra social. En este contexto, acordó la construcción de viviendas baratas para familias con ingresos reducidos, dada la fuerte presión de la demanda y la escasez de oferta. La primera promoción se construyó en la barriada de la Soledad y la segunda en Sa Porta des Camp, produciéndose en 1920 la primera entrega de 34 viviendas, dotadas todas de ellas de cisterna y un pequeño jardín. Sa Nostra participó en 1927 como socio fundador en la constitución de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, y un año antes en la Federación de cajas de Catalunya y Balears.

Acabada la guerra civil, durante la cual la caja de ahorros mantuvo su número de clientes en torno a los 54.000, Sa Nostra inició un plan de expansión abriendo oficinas en diferentes municipios de Mallorca. Durante la posguerra la entidad incrementó su volumen de actividad. El número de impositores aumentó desde 55.000 contabilizados en 1939 hasta 101.000 en 1959 y el saldo de recursos desde 62 millones hasta 500 millones.

Con el desarrollo turístico, a partir de los 60, la caja acometió un proceso de implantación en todo el archipiélago, impulsó el negocio hipotecario, así como la generalización de los cajeros automáticos y de las tarjetas de pago, alcanzando en 1981 el liderazgo financiero en Balears.