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L.T./M.J./EFE
Los partidos de la oposición en el Parlament coincidieron en destacar que la adjudicación de las obras de Son Espases a Dragados se ha decidido por ser esa la UTE «que más ha presionado».

El responsable de política sanitaria en la ejecutiva del PSIB, Vicenc Thomás, opinó que finalmente se dará la obra al conjunto de empresas liderado por la sociedad que prácticamente tiene el monopolio de la gran obra pública» del Govern.

Sin embargo, para el socialista la adjudicación no es más que un «hecho puntual» y «colateral» de todo un proceso, el de la construcción de un nuevo hospital, que desde el principio ha estado rodeado de «sospechas». El PSOE siempre ha rechazado la construcción del hospital en Son Espases y defiende la reforma de Son Dureta.

Por su lado, la portavoz del PSM en la Cámara, Joana Lluisa Mascaró, consideró también que ha habido «presiones» para que la obra se diera a la empresa Dragados, del empresario Florentino Pérez. Consideró que la opción mejor hubiera sido construir el nuevo hospital en los terrenos que ahora ocupa el actual Son Dureta. En términos parecidos se pronunció Miquel Rosselló, portavoz de EU-EV: «Todas estas idas y venidas del Govern nos ratifican en la idea de que todo el proceso ha sido oscuro. Todo el proceso huele a podrido». Coincide con el resto de los grupos de la oposición en que la mejor opción era la reforma de Son Dureta.

La vicepresidenta del Govern, Rosa Estaràs, insistió ayer que el Ejecutivo ha cumplido las directrices marcadas por el Consell Consultiu y los dictámenes de los colegios de Economistas y de Ingenieros en la adjudicación de Son Espases. «Hemos cumplido con escrupulosidad», afirmó la vicepresidenta, quien recomendó a los periodistas «no buscar tres pies al gato».