TW
0

La Fundació Deixalles celebró ayer su vigésimo aniversario con un emocionado recuerdo a sus fundadores Demetrio Penya, entonces presidente de la Petita i Mitjana Empresa de Mallorca, y el obispo Teodor Ubeda. La iniciativa de la Delegació Diocesana d'Acció Social y PIMEM se asentó sobre dos líneas de trabajo: la inserción sociolaboral de los más desfavorecidos y el trabajo ambiental a través del tratamiento de residuos. Veinte años después, «en esta sociedad marcada por el consumismo, los principios sobre los que se fundó Deixalles siguen plenamente vigentes y constituyen una lección para las generaciones venideras», afirmó el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, durante la celebración.

La historia de Deixalles comenzó en 1986 cuando el obispado de Mallorca cedió una vieja vaquería de la que era propietario en la finca de Son Gibert. Una vieja furgoneta de Radio Popular fue el vehículo de sus dos primeros trabajadores.

Durante estos años, Deixalles ha integrado en el mercado laboral a más de 560 personas. En 2005, la fundación recogió 3.419.056 kilos de residuos en Balears, dato que supone un incremento del 38 por ciento en relación a 2004.

Al acto asistió una nutrida representación institucional, encabezada por la presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antonia Munar; la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer; el conseller de Treball, Cristóbal Huguet; el presidente de la PIMEM y vicepresidente del Patronato de la Fundació Deixalles, Francesc Horrach; y Toni Garau, presidente de Deixalles y director de Cáritas.

Las autoridades depositaron un obsequio en una antigua prensadora situada en el exterior de una de las naves de la sede de Deixalles en Palma. Así, Francisco Vargas, en nombre de los usuarios de la fundación, entregó una camiseta firmada por varios compañeros. Joan Carles de la Fuente, en nombre de los trabajadores, depositó una carta en la que agradeció el trabajo de Toni Pons, director general de la Fundación. A continuación, Cristóbal Huguet, depositó una placa en nombre del Govern; Catalina Cirer hizo lo propio en nombre del Ajuntament de Palma y Maria Antonia Munar, depositó una bandera de Mallorca en representación de todos los mallorquines. Francesc Horrach, regaló un escrito con unas palabras de ánimo y, por último, el obispo Murgui, en silencio, depositó un obsequio.

Entre los asistentes a la fiesta de Deixalles estaba Andreu Genovart, vicario general de la Diócesis tras la muerte de Teodor Ubeda. Genovart, acompañado por el que fuera vicario episcopal, Jaume Alemany, destacó el gran interés que depositó Ubeda en el proyecto y el esfuerzo que durante todos estos años se ha realizado desde la Diócesis.