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NEKANE DOMBLÀS
El portavoz del PP, Miquel Ramis, insistió ayer en censurar la actuación del prior de la Real en la pasada romería de Sant Bernat y añadió que quien predica «lo que no cree y lo que no hace es un cínico». Negó que sus críticas a Antoni Vallespir deban entenderse como un enfrentamiento del PP con la Iglesia. Insistió en que con sus declaraciones, en las que aseguró que la comitiva municipal no era bienvenido, generó «el caldo de cultivo» para lo que vino después.

También el president del Govern, Jaume Matas, se refirió a los incidentes de la romería para criticar la pasividad del delegado del Gobierno, Ramon Socias, a la hora de permitir el paso de los concejales. Matas condenó los sucesos ya que se conculcó el derecho público de acceder al Monasterio. Añadió que Socias tenía que haber evitado que esto sucediera «con independencia de la opinión que tuvieran los asistentes».

El secretario general de los socialistas, Francesc Antich, acusó al PP de seguir «echando leña al fuego» en una actitud de «crispación que no tiene límites» incluso en contra de la Iglesia «si no se arrodilla a su voluntad». Señaló que, con esta polémica, el PP pretende «tapar» el escándalo de la adjudicación del hospital de Son Espases. Al respecto, señaló que este centro terminará costando a las arcas autonómicas un total de 4.500 millones de euros en los próximos 30 años.

La diputada del PSM Maria Antònia Vadell ofreció ayer su apoyo al prior ante los insultos «injustificados» y al «menosprecio» del PP. Por su parte, la organización Maulets envió un comunicado en el que niega haber organizado ninguna acción durante la romería del pasado sábado.