La infanta Leonor captó en su primer veraneo en la Isla todas las miradas durante la Regata Breitling, regalando tiernos gestos. Foto: EFE

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Quien más quien menos se pellizcaba ayer en Puerto Portals tratando de regresar a la realidad tras la nueva sesión de fotos a la que se prestaron los Reyes, los príncipes de Asturias y la pequeña Leonor. Increíble, pero cierto. Tres días de fotos. Y siempre con la pequeña como protagonista principal de las mismas. Primer día, día de compras; segundo, día de regatas; tercer día, ayer, de regatas con toma de posesión, aunque tan sólo por unos minutos, de dos barcos por parte de la princesa Letizia y de su hija. Y todo eso delante de los fotógrafos.

El Rey madrugó, puesto que sobre las nueve de la mañana ya se encontraba en Puerto Portals, desayunando donde acostumbra. Alrededor de las diez y media llegó don Felipe saludando a compañeros y rivales, porque la deportividad ha de estar por encima de todo lo demás. Y minutos antes de que los barcos pusieran proa hacia el campo de regatas, cuando estábamos a punto de embarcarnos convencidos de que la sesión fotográfica había terminado, llegaron ellas: la Reina, la princesa Letizia y la infanta Leonor.

Ésta, en el cochecito, muy rica, tocada con sombrerito y calzada con avarques menorquinas de color rojo chillón. Doña Letizia, sacando a la niña del cochecito, y tras llamar a «papá», la pasó a don Felipe, que ya se encontraba a bordo del «Aifos». Inmediatamente su esposa saltó a la cubierta del barco, desde la que saludó a su suegro, el Rey, que se encontraba en el «Fortuna», abarlodao a aquel, para, otra vez con la niña en brazos, pasar a éste.

Pedro Prieto