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Ayer mismo, desde el campo II (6.500 m.), Tolo Quetglas felicitaba emocionado a sus compañeros, «Oli» y Tolo Calafat, por haber alcanzado la cima del Everest. «Estoy muy contento por ellos, siento como si yo también hubiera subido. Es un éxito más del alpinismo mallorquín. Lo hemos conseguido».

Privado de esta ascensión definitiva por un repentino dolor de espalda, Quetglas representaba en esta iniciativa la recuperación del pasado himalayista mallorquín. En 1985, el escalador mallorquín llegó por primera vez a la tierra de las grandes montañas para escalar el Island Peak y el Lobuche Peak en compañía de José Garcia Ochogavia y Ramón A. Fernández Córcoles. Seis años después, coronarían el Cho-Oyu y probaría suerte del Shisha Pangma. El siguiente paso tenía que ser el Everest, sin embargo, el destino quiso que Tolo Quetglas tuviera que esperar cerca de 15 años.

En octubre de 2004, Joan Antoni Olivieri y Tolo Calafat completan la ascensión del Cho-Oyu. Acababa de nacer el proyecto «Mallorca a dalt de tot». El éxito de esta primera expedición obligó a sus patrocinadores a dar continuidad en el proyecto con la primera ascensión mallorquina en el Everest. Consell de Mallorca, GESA, Sa Nostra y Grup Serra suman esfuerzos para llevar el nombre de nuestra isla a la montaña más alta de la Tierra. Después de un primer intento fracasado, la primavera de 2005, Oli y los dos Tolos (Bartomeu Calafat y Bartomeu Quetglas) lo vuelven a probar este año. Y esta vez sí.

Joan Carles Palos