Las máscaras orientales ocupan un papel muy importante dentro de esta exposición. Foto: PERE BOTA

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Los objetos orientales son intrigantes en nuestra cultura. El desconocimiento que tenemos de ellos además de la gran diferencia que presentan en relación a nuestras costumbres crea un misterio mágico en torno a ellos. La exposición «Herois i déus. El teatre d'ombres i de titelles a la Xina», que puede visitarse hasta el próximo 28 de mayo en la Fundació La Caixa, ha conseguido este efecto pero no sólo en los adultos sino también en los niños. Gracias a las actividades paralelas enfocadas fundamentalmente al público infantil, estudiantes de distintos centros pueden participar en el programa «El servent i la fada», que consiste en un taller en el que los niños juegan a ser marionetas humanas escondidas detrás de una pantalla que proyecta sus sombras. Los alumnos de segundo del colegio Eugenio López visitaron el pasado viernes esta muestra y escenificaron también este teatrillo. Cada uno de los alumnos adquirió un papel; así Joan fue el dragón; Aroa, el hada, Sergi, el criado, Martí, el funcionario y Lucía, tocó el gong, entre otros.

Antes de representar esta breve obra, los chavales ensayaron para saber la distancia que tenían que dejar de la pantalla para que se apreciarán mejor los movimientos artísticos. Ataviados con unos disfraces, los niños representarán la historia de los personajes de «La reunión», una pieza muy breve que servía para atraer la bendición de los dioses, y que por su contenido ético, enseña a los niños la importancia de los estudios y la posibilidad de mejorar su situación gracias al conocimiento.

Para estos chavales fue una experiencia única, ya que, además de conocer esta cultura oriental, pudieron ponerse en la «piel» de las marionetas a modo de actores. La pequeña Aroa estaba entusiasmada por convertirse en hada, «será lo primero que le cuenta a mi familia». Igual de contento se mostraba el pequeño funcionario Martí, que aseguró que era «muy divertido» y quería repetirlo. Tras representar la obra, los chavales visitaron la exposición.

Samantha Coquillat