Cort fue uno de los lugares donde miles de palmesanos disfrutaron de la víspera de Sant Sebastià. Foto: JAUME MOREY

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Como no podía ser de otro modo, Palma se llenó anoche de gente para festejar la gran noche de la «revetla», sobre todo en las plazas donde había actuaciones y en las calles adyacentes. La movida noche comenzó en la Plaça d'Espanya con el tradicional encendido defogueró a cargo de la alcaldesa, Catalina Cirer, quien estuvo en todo momento acompañada por la gran mayoría de los regidores de su partido. Muchos ciudadanos no quisieron perderse el momento en el que la hoguera, de unos dos metros de altura, compuesta por gruesos troncos de algarrobo, pino y encina comenzase a arder.

Hasta cuatro litros de gasoil habían rociado para que la pila de tres toneladas de leña ardiera con facilidad. Y vaya si ardió; bueno, más bien ahumó a los presentes, pues una gigantesca columna de humo negro comenzó a invadir la zona y callejones cercanos Plaça de Sant Francesc. Suena la rumbita desde el escenario. La gente se ha traído la cena de casa, que torra en los distintos foguerons. Puede que sea la torrada, si no la más auténtica, sí la más casera. La plaza va llenándose poco a poco. Pocas reivindicaciones políticas, por no decir ninguna. También pocos políticos, por no decir ninguno.

Plaça de Santa Eulàlia. Numeroso público desde el comienzo, que fue in crescendo a medida que pasaban las horas. Tres partidos políticos, más una asociación pro cubana-mallorquina en la que servían, entre otras bebidas, mojitos, se instalaron en ella. EU y Els Verds, a base de repartir piedras del puente del tren -es lo que decían- y emitir boleros en los que ponían a caer de un burro al PP, reivindicaban lo mal que está la ciudad y la Comunitat.

Pedro Prieto / Julián Aguirre