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La misma fórmula para la televisión privada y para La Primera: vestir el escenario de pantomimas en forma de gorritos, serpentinas y matasuegras y ofrecer actuaciones musicales presentadas por guapos de sonrisa profident. Hasta ahí todo perfecto. La cadena privada despidió 2005 con excelentes resultados de audiencia y escogió para la gala a Michel Brown -que levanta pasiones con la telenovela «Pasión de Gavilanes»-, Silvia Jato y Jaime Cantizano. La línea, muy al estilo de la productora de José Luis Moreno con música del momento, humoristas, y un señor que aún está buscando su carro. Lo de La Primera una cree entenderlo. En otoño de algún año atrás se contrató a los presentadores para la gala y a Ramón García para dar las campanadas y, aprovechando el día de grabación, se les dio el guión de unos cuantos años seguidos. Feliz 2001, 2, 3, 4, 5... A Ramón García le dejaron la misma capa para todos los años y recortaron presupuesto. Con la Primera a 2006 contó con las mismas caras de siempre. Al final ibamos cayendo rendidos en los brazos de Morfeo zapineando de La Primera a Antena3. Tele 5 demostró que con el tirón económico que los triunfitos les proporcionan, no importaba contratar a guionistas imaginativos. Transmitiendo un concierto de los chicos grabado en Barcelona, tenían a la audiencia conquistada. Después echaron mano de una batidora de recortes de programas ya emitidos. Lo mismo hizo Cuatro, que al principio de la noche contó con el humor de Eva Hache y de los guiñoles más queridos. TV3 jugó su mejor baza con un monólogo de Buenafuente. Como cada año fueron las autonómicas las que más se lo curraron. IB3 se estrenó a lo grande. La programación de la Nit de Cap d'Any comenzó con las Diabéticas Aceleradas, que ofrecieron sus mejores gags, siguió con las campanadas retransmitidas desde Ibiza y remató la noche con un especiaNit d'Èxits contando con los cantantes de moda: Jaume Anglada y Victoria Maldi. No nos defraudaron. Canal 4 emitió un programa en el que la plantilla se afanó en poner originalidad y humor. M7 tuvo en cuenta a aquellos que odian que se les obligue a sonreír, a los que las campanadas les provocan alergias y los que no soportan el olor a cotillón. Para ellos hubo una programación seria y de calidad.

Eugenia Planas