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PEDRO PRIETO (MÉXICO)
Antes de regresar a Palma, lo cual, dicho sea de paso, no ha sido fácil, volví a recorrer los más de 16 kilómetros de la llamada zona hotelera de Cancún, donde el «Wilma» se ensañó, ¡y de qué me modo!, con algunos de sus hoteles, entre ellos hoteles de empresarios mallorquines. Quería ver cómo se estaban llevando a cabo las obras de recuperación de aquel bello escenario y, de paso, charlar un rato con Javier Marañón, cónsul honorario de España en Cancún, a quien seguramente encontraría en la Corporación Oasis, un kilómetro por delante del hotel Riu Caribe.

A decir verdad, en tan sólo cuatro días, el cambio obrado en el lugar es espectacular. Aquellos cientos de palmeras semicaídas, habían desaparecido, o bien, en forma de troncos apilados sobre el césped, aguardaban a que pasara el camión y se las llevara. Por otra parte, la actividad en el lugar era totalmente febril. Paisanos y marinos a cientos colaboraban, codo a codo, en tareas de limpieza. Igualmente, en los hoteles, restaurantes y tiendas en general, poco o muy damnificados, se veía a operarios trabajando hasta el anochecer.

Javier Marañón, como todos los días, está al pie del cañón, en su despacho, atiendo a quien llegue preguntado por él. Dada su vinculación con Oasis, de Pedro Pueyo, y la excelente relación que mantiene como cónsul con todos los empresarios españoles -y también no españoles- pensamos que es la persona adecuada para hacer un pronóstico de cuándo Cancún va a volver a ser Cancún al cien por cien.