Cientos de ordenadores conectados ayer en Ifebal.

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Ayer por la tarde, ante la puerta principal de Ifebal, una hilera de pacientes jóvenes guardaban cola con enormes cajas a sus pies. Son parte de los quinientos inscritos este año a la sexta edición de la Balearikus Party, una gran maratón de aficionados a la informática que durante cinco días seguidos, hasta la tarde del martes que viene, permanecerán conectados en red para compartir su afición. Lo que hay en las cajas son, por supuesto, ordenadores. Si antes se prestaba atención a la potencia de los procesadores o a la memoria interna de un ordenador, ahora es la estética externa lo que cuenta: luces de neón, cables brillantes, refrigeración por agua, tapas transparentes de metacrilato. Las aburridas cajas que ocultaban las piezas del ordenador se han cambiado por vistosas y eclécticas cubiertas de colores y luces brillantes. El perfil del participante es un joven que no llega a la veintena de años, estudiante de informática en muchos casos, que lleva su afición por los ordenadores hasta el último extremo. Y por el juego. No cabe duda de que en estos encuentros a lo que se viene es a dos cosas: Primero, a jugar en red a una docena de juegos concretos. Segundo, mientras se juega, una parte del ordenador sigue compartiendo música y películas con el resto de los usuarios. ¿Cómo conseguir todo junto? Pues gracias a los seiscientos megabytes de memoria que la organización pone a disposición de los informáticos. En un ala de la nave de Ifebal se ha habilitado un área para el descanso pues, en un momento dado, las siestas suplen la falta de no dormir durante cuatro días. Al otro, una cafetería habilitada las veinticuatro horas se encarga del mantenimiento de los cuerpos, que no de su sana alimentación. ¿Simplemente una colla de frikis dándole todo el día al mata-mata deCounter Strike o eQuake? Ambos juegos parecen ser los reyes de la sala. Los clanes, asociación de jugadores, lucen orgullosos sus banderas en los pasillos con nombres como los Binary Masters o los Iglú. Pero ahí están con sus camisetas naranjas Sa Guarda des bucs o los The master team vestidos de riguroso negro para ofrecer competencia en los concursos dónde ganar tiene premio. ¿Y las chicas? Sólo treinta de los más de quinientos. «Y este año somos más», afirma Magdalena Hernández, alias Dafnis quien apuesta por la presencia creciente de féminas en próximas ediciones.

José A. de Haro
Fotos: Serge Cases