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El bloqueo de los puertos del Mediterráneo está afectando a Balears de manera muy especial. Amén de los serios inconvenientes que afectan a miles de pasajeros de líneas marítimas y cruceros, el desabastecimiento de productos en los mercados de las Islas puede ser, de seguir así las cosas, extremadamente grave. Por ello es perfectamente comprensible que el Govern balear, la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB) y los sindicatos exijan al Gobierno central soluciones específicas. Es innegable el derecho que tiene el sector pesquero a ir a la huelga, pero el bloqueo de los puertos está causando unos perjuicios enormes que deben ser tenidos en cuenta por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Y, en el caso balear, con la imposibilidad no ya sólo de importar productos para nuestras necesidades (la mayor parte de ellos llega por vía marítima), sino también su exportación a la Península (ochenta toneladas de leche estaban ayer a punto de echarse a perder en un barco en Menorca), la situación se está convirtiendo minuto a minuto en insostenible. Es, por ello, imprescindible que se arbitren medidas específicas y concretas para el caso insular. La economía balear no puede estar siempre pendiente de hechos que puedan acrecentar nuestros problemas de transporte hasta el extremo de dejarnos, como poco, al borde del desabastecimiento más absoluto por cuanto se refiere a productos perecederos.

Es cierto que no es fácil encontrar una vía de salida al problema, pero es una obligación ineludible del Gobierno central garantizar, cuando menos, que no nos veamos abocados a una situación límite de gravedad extrema. No actuar en esta línea sería una dejación que los ciudadanos de Balears no entenderíamos.