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El turismo de sol y playa ya no será el elemento dinamizador que fue en el pasado, según el estudio «La economía balear en el cambio de siglo», realizado por los economistas Javier Capó, Antoni Riera Font y Jaume Rosselló y editado por el Centro de Investigación Económica (CRE) de la UIB.

Los expertos constatan que, «en la última década el crecimiento del PIB balear ha sido inferior al de otras comunidades autónomas y el descenso de la productividad mayor, lo que ha supuesto perder posiciones en el rànking de producción per cápita».

La explicación de esta decadencia se encuentra en el hecho de que «un patrón productivo especializado en un sector vinculado a la explotación de riqueza natural y a la producción de bienes no comercializables condiciona negativamente el crecimiento de la productividad».

Asimismo, existe una penalitzación del crecimiento «por la desatención a la educación».

Finalmente, los autores señalan que «se ha producido un importante impacto ambiental y que, desde un punto de vista económico, un uso intensivo de los recursos naturales no renovables supone una mayor tasa de depreciación y un menor nivel de renta per cápita a largo plazo».

Esta situación, siempre según el estudio, es responsabilidad «de los agentes económicos ya que no han tenido cuidado de los determinantes del crecimiento a largo plazo». Está claro que el turismo continuará siendo el principal sector de la economía balear, pero, a los expertos, les resulta igualmente evidente que son necesarias reformas estructurales.

«Baleares ya no puede competir con mano de obra barata». Con esta claridad se expresan los autores del estudio del CRE que ofrecen un plan de actuación para salir de la situación de atonía. La apuesta por la educación tiene que traducirse en la mejora de un serie de indicadores clave: el gasto educativo tiene que pasar del 2,3% del PIB al 3,9%; la tasa de escolarización de los mayores de 3 años tiene que pasar del 97,7% actual, al 100%; los estudiantes mayores de dieciséis años tienen que representar el 87,5% de la población de esta edad, frente al 69,5%; el porcentaje de población con estudios superiores tiene que crecer del 28% actual, hasta el 36,8%; y el alumnado que cursa inglés tiene que llegar al 91,4%.

En investigación, el reto consiste, entre otras medidas, en pasar de una inversión que supone el 0,26% del PIB a un 0,95.

El porcentaje de inversión extranjera sobre el PIB, tiene que superar el 1,2% actual y llegar al 4,3%, y el porcentaje de empresas creadas sobre las existentes tiene que pasar del 3,5% al 6%.