TW
0

«Trabajar sobre un abanico siempre se agradece, es un formato que me encanta». Francesca Martí protagoniza la séptima entrega de la promoción Estiu d'Art, que cuenta con la colaboración del Consell de Mallorca. Su propuesta, que podrá adquirirse con el ejemplar de Ultima Hora de mañana y del domingo, juega con el movimiento.

«No quería contar sólo una historia, quería combinar diferentes aspectos», dijo la artista. Una historia que juega con «el espacio, el gesto y el contacto con la persona» y que habla de «emociones». «En 2003 realicé un vídeo en el que el protagonista era un bailarín. Su danza expresaba muy bien una serie de sentimientos que quería explicar. Ahora, he recuperado la idea». De ahí que el abanico muestre una cara, la del bailarín, que danza con el soporte y, también, con la persona que decida abrir o cerrar el abanico.

«Mi obra ha prescindido de la mosca, un elemento común que he trabajado durante años». Su desaparición se debe a la propia evolución artística de Martí, «una necesidad que surge de la curiosidad y de las ganas de experimentar». «Al final, mi abanico no es más que una simbiosis entre el bailarín, la persona, el abanico y el espacio».

Vídeo, fotografía, pintura o piezas escultóricas. La artista no reniega de ningún género. «Cada uno te proporciona resultados plásticos diferentes, te permite sentirte de una forma determinada o de otra». Un ejemplo. El vídeo le proporciona «una mayor dimensión» y, la fotografía, «capturar un momento concreto». Sin embargo, la pintura es imprescindible en la vida de Martí. «Para desarrollar una idea necesito ensuciarme, oler, acercarme a la obra físicamente», unas sensaciones que sólo le proporciona la pintura.

Las creaciones de la artista son una combinación de diferentes factores que también incluyen aspectos emocionales. «El estado de ánimo siempre marca. No creas igual cuando estás triste o cuando te encuentras eufórico». Una mezcla de sensaciones con las que «hay que aprender a vivir».