Una moratoria comercial, dos nuevas leyes (la de Puertos y la de
Cooperación) y la reforma de otra ley vigente, la de cooperativas.
Todo eso aprobó ayer el Parlament en la última sesión plenaria del
actual periodo de sesiones que oficializó la creación de dos nuevas
empresas públicas: una gestionará los puertos; otra las ayudas para
el desarrollo. La Cámara balear, en lo que se conoce como «pleno
escoba», dio salida a la mayoría de cuestiones que tenía pendientes
de discutir. Además de la aprobación de estas leyes, también abordó
diferentes iniciativas de la oposición, entre ellas una propuesta
del PSOE que pretendía forzar al Govern a «rectificar» las medidas
que ha puesto en marcha y que suponen el incremento de algunos
impuestos. La sesión se inició con el turno de preguntas al Govern;
la mayoría del grupo Socialista volvió a abandonar el pleno cuando
el PP preguntaba al Govern y el presidente de la Cámara, Pere
Rotger, llamó al orden, en una ocasión, al socialista Antoni
Diéguez. En ese turno de preguntas, Pere Sampol, del PSM, reveló
que una soprano que participa en la mayoría de viajes promocionales
de la Conselleria de Comerç i Indùstria tiene como representante a
la gerente de una empresa de ese departamento.
La moratoria comercial (uno de los platos fuertes de la sesión)
se aprobó, tras un intenso debate, como pretendía el conseller del
ramo: no afectará a los proyectos presentados con anterioridad al
20 de mayo, que es cuando entra en vigor. PSIB y PSM defendieron
enmiendas para que se suspendieran las licencias en tramitación. No
se suspenderán. El conseller Cardona explicó que la moratoria es
una medida cautelar con vistas a la aprobación de un nuevo
reglamento que regulará la apertura de grandes superficies. La Ley
de Puertos y la de Cooperación para el Desarrollo también se
aprobaron ayer. La segundo contó con un relativo consenso ya que,
en líneas generales, asume propuestas que ya preveía el anterior
Govern del Pacte. Si embargo una cuestión inquietó especialmente a
la oposición: que la ley prevea una empresa pública para gestionar
las ayudas al desarrollo. Otra cuestión polémica: que la nueva ley
equipara a las casas baleares asentadas en el exterior con las
ONG.
La Ley de Puertos también prevé una empresa pública. Una empresa
pública, o un ente autonómico (según el PP) que hará en los puertos
dependientes de Balears (concretamente los deportivos) las
funciones que desempeña la Autoridad Portuaria. La oposición
cuestionó lo que entiende como merma de competencias de los
consells. La nueva ley impide que un mismo titular pueda disponer
de un mismo amarre durante más de 30 años. La normativa indica que
la planificación de los usos urbanísticos del suelo portuario
corresponde a la entidad pública Ports de les Illes Balears. A
pesar de que la construcción de nuevos puertos no será posible sin
un informe positivo de los Consells, sus informes no serán
vinculantes en las ampliaciones. La ley de cooperativas se modifica
por un trámite burocrático: para que las cooperativas pueda
adaptarse a la legislación.
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