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Un informe presentado días atrás por la Presidencia europea certifica el propósito de la UE de aplicar todos los medios tecnológicos posibles para contener los efectos negativos causados por el cambio climático. La evidencia, más allá de toda discusión, de que se está produciendo un calentamiento global en el planeta ha significado que en los últimos tiempos se preste mayor atención a ese cambio climático que hasta no hace mucho tiempo se admitía tan sólo como hipótesis habitualmente barajada por sectores próximos a las organizaciones ecologistas.

Hoy se acepta, en efecto, que nos hallamos ante un problema real de consecuencias graves en lo social, lo medioambiental y lo económico. Conscientes de ello, los dirigentes europeos han decidido afrontarlo con todos los medios a su alcance, haciéndose así eco del sentir de un ciudadano que lleva tiempo preguntándose cómo es posible que en esta era de tecnología avanzada no se pueda hacer algo más para detener el deterioro de nuestro entorno.

Al fin y al cabo, si la aplicación de la técnica es en gran medida responsable del cambio climático, también esa técnica puede contribuir a detenerlo o cuando menos a contenerlo. Urge, pues, la puesta en marcha de estrategias inmediatas encaminadas a la reducción de la emisión de gases que causan el efecto invernadero, especialmente estrategias en materia energética. Queda para más adelante otra serie de actuaciones pendientes aún de un mayor desarrollo de la investigación que permitan la aplicación de tecnologías más avanzadas. Hay que pensar sobre todo en el área del transporte y la creación de energía, que están hoy en el origen de la contaminación. Tan sólo una adecuada política de investigación y, por descontado, el escrupuloso respeto a los acuerdos de protección del entorno, podrán dar los resultados apetecidos.