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Desde el pasado día 3 de mayo, Eberhard Grosske, y su esposa, María Àngeles Díaz García, son propietarios de una casa en Sencelles.

Según leemos en la escritura, registrada como finca 5.459, en el folio 150, del tomo 3.256, del libro 173, la casa mide 312'68 metros cuadrados, de los cuales 280 son de la planta baja y 32 del primer y único piso. Está situada sobre un terreno vallado de 6.458 metros cuadrados en el que abundan los naranjos.

El concejal de EU, además de portavoz municipal del grupo EU-Els Verds, junto con su familia podrá disfrutar de la campiña mallorquina y, al mismo tiempo, estar a un tiro de piedra de su lugar de trabajo.

De acuerdo a la web de la inmobiliaria que anunciaba la casa, ésta tiene piscina -que desde el camino no se ve-, teléfono, antena parabólica y Vía Digital, calefacción por caldera de gasoil y 18 radiadores, caja fuerte, gran salón, 5 dormitorios, 3 baños (dos en suite), coladuría, amplia cocina amueblada y equipada, barbacoa cubierta y horno de leña, pozo con bomba a 127 metros legalizado y con gran caudal. 90 naranjos, la mitad de invierno, el resto de verano, dos garajes cubiertos etc. Por esta casa construida en 1976, Grosske y su esposa, según costa en escritura -que la parte vendedora confirma haber recibido de la parte compradora a su satisfacción antes de este acto- han pagado trescientos sesenta mil seiscientos siete (360.607) euros.

Con fecha del 29-04-2005, Grosske pidió al Ayuntamiento de Sencelles, «como futuro propietario» un informe respecto a que la casa no tiene ninguna infracción urbanística. El matrimonio Grosske ha pedido también permiso para efectuar unas obras en la casa por valor de unos 10.000 euros con el fin de reformar un cuarto de baño, tabiques y embaldosar.

Desde aquí felicitamos a Eberhard por haber sabido huir del mundanal ruido refugiándose en la tranquilidad de la campiña, demostrando además que la ministra Trujillo no tiene razón, pues un funcionario en excedencia como él, puede vivir en piso superior a los 30 metros, en su caso diez veces más grande. Pues nada, que la disfrute a sus anchas.