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La biblioteca de Can Salas, dependiente del Govern balear, y la de Ramon Llull, del Consell de Mallorca, han comenzado a abrir hasta las 4.00 de la madrugada para facilitar la labor de los sufridos estudiantes que este mes se enfrentarán a los exámenes de final de curso, en la Universitat o en el Bachillerato.

Necesidad, por no contar en sus casas con las condiciones de tranquilidad y silencio que requiere una sesión maratoniana de estudio, carecer de la suficiente voluntad para alejar tentaciones casi irresistibles a la hora de «hincar los codos», como la televisión o la nevera, o simple costumbre.

Cualquiera que sea la razón, muchos estudiantes agradecen la ampliación de horario de las bibliotecas. Es el caso de Irene, alumna de segundo de Bachillerato en Palma, para quien estudiar en estos lugares «me permite concentrarme mucho más, sobre todo porque la gente suele ser respetuosa y guarda silencio, además de noche hay más tranquilidad y no hay tanta competencia para conseguir un sitio».

Para Jorge y su amigo Llorenç, ambos estudiantes de Derecho en la Universitat de les Illes Balears, «es la única forma de aprovechar las horas de la noche» porque es sus casas, reconocen, «o nos vence el sueño o siempre encontramos algo mejor que hacer».