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EFE/J.J.S.
Sólo un 5 por ciento de los vecinos del aeropuerto en un radio de cinco kilómetros opina que estas instalaciones deberían ser ampliadas, mientras que el 29 por ciento de los residentes señalan que sufren molestias por el ruido originado por las operaciones de las aeronaves, según reflejan un estudio y una encuesta de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y la Universidad Carlos III de Madrid.

Para los investigadores, cuya labor ha dirigido la catedrática de Geografía Humana de la UIB, Joana Maria Seguí, si el resultado de la encuesta se extrapola a la población de la zona en la que se ha hecho la encuesta, de las 50.000 personas afectadas por el aeropuerto mallorquín, un 30 por ciento (15.000 personas) afirma que sufre algún tipo de molestia, especialmente debida a la contaminación acústica, aunque también se enumeran, en menor medida, los olores, las perturbaciones sobre la salud, el impacto visual, la luminosidad y la congestión del tráfico.

En esta encuesta, realizada entre 318 residentes y 118 turistas, un 73 por ciento de los vecinos del aeropuerto de Palma considera que sus dimensiones son las adecuadas para acoger el volumen de pasajeros que recibe, frente al 15 por ciento que cree desmesurado el tamaño de las instalaciones. Estos datos son resultado de una encuesta que forma parte de la investigación llevada a cabo por un equipo de geógrafos, biólogos y economistas de la UIB y la Carlos III, con el fin de desarrollar un «sistema experto» para la planificación y gestión de las zonas aeroportuarias, el primero de estas características que se elabora en España.