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La Fundación Aeronáutica Mallorquina organizó una apasionante Vuelta a Mallorca en forma de Rally Aéreo que reunió un número récord de diez tripulaciones. Las nueve aeronaves mallorquinas y una avioneta de Sabadell, que resultó la ganadora, compitieron en una prueba que no es sólo una diversión aérea sino que también pone a prueba el reconocimiento de zonas, la medición de coordenadas y la pericia en el pilotaje. La prueba consta de dos líneas básicas; una de ellas es la utilización de un rutómetro, aparato que los pilotos deben colocar en sus naves y que al finalizar el vuelo les informa de la ruta exacta que siguieron. El dibujo que resulta se vuelca en un ordenador que compara la ruta ideal que debieran haber seguido con la que realmente hicieron.

La otra parte de la prueba es el reconocimiento de las fotografías aéreas que hiciera días atrás la organización, de manera tal que los pilotos deben ubicar en un mapa la imagen que reconocen. Pero no es nada fácil, ya que las fotos a reconocer no están distribuidas en secuencia continua, no siguen la ruta y es un verdadero reto a la atención y concentración de pilotos y tripulaciones. La tripulación ganadora fue la de Sabadell, con el avión EC-IRM pilotado por Pío Ventura y Busquets. El segundo puesto lo obtuvieron los pilotos Miquel Puig y Enrique Bruguera con el avión EX-FXR.

En caso de que se hubieran contabilizado los tiempos de Logger, la tripulación ganadora hubiera sido la de Miquel Nadal y Toni Salom, con el avión EcC-GSM. La ruta que siguieron las aeronaves fue de montaña, y entre los lugares más destacados estaban la isla de El Toro, el Cap de Tramuntana en la Dragonera, el monasterio de Lluc y Cala Sant Vicenç. Es un paisaje que adquiere mayor belleza desde arriba, a vista de pájaro. Y sólo unos pocos tienen el honor de contemplarlo. Los colores, las formas e incluso la luz son distintos desde esta altura. Así que esta vuelta, además de ser un encuentro competitivo muy importante es también una oportunidad única para observar la belleza de la Isla desde lo más alto. La fundación continúa de esta forma con su programa de actividades que no decae en ningún momento, las Vueltas de Hermandad y las visitas de colegios junto a conferencias y proyecciones cinematográficas hacen de esta organización un modelo a seguir.

Óscar Pipkin