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Si todo sigue la agenda prevista, es más que probable que los expedicionarios mallorquines hayan iniciado hoy su marcha a pie hacia Namche Bazar (3.400 metros), el valle del Khumbu. Todo depende de que nueve de los veinte paquetes que componen el equipaje lleguen esta mañana a Lukla. La culpa de este inquietante impasse la tienen los pilotos de la avioneta de la compañía Sky line Airways, los cuales se vieron obligados a limitar la carga a bordo del aparato, dado que sólo los mallorquines se mueven con cerca de media tonelada de material de montaña. A pesar de eso, el vuelo de Katmandu a Lukla fue realmente impresionante: una panorámica maravillosa del Himalaya y un excitante aterrizaje sobre una vertiginosa pista.

El dolor de espalda que arrastra «Jopela» parece haber disminuido un poco. El resto no presenta por ahora ninguna dolencia, aún habiendo iniciado ya el periodo de aclimatación. Finalmente, «Oli» ha tenido que comprar un nuevo cuerpo para la cámara frente a la imposibilidad de tener reparada la suya a tiempo. Mientras tanto, el equipo aprovecha para recorrer las calles de Lukla. Este pequeño pueblo situado a 2.886 metros de altura se encuentra a las puertas del valle del Khumbu, punto de partida detrekking hacia el campo base del Everest. La gran afluencia de turistas a esta zona ha cambiado el entorno y la economía de la gente que vive en la región.

El más sorprendido y emocionado de todos los expedicionarios ha sido Tolo Quetglas, quien después de su última visita a Lukla hace 21 años, lo ha encontrado todo muy cambiado. En 1984, Tolo Quetglas, José García y Ramon Córcoles serían los primeros mallorquines en recorrer el Himalaya y atacar las cimas de Obutze (6.145 metros), y Lislanda Pico (6.160 metros). Problemas de transmisión por satélite nos impiden enviar imágenes del día. Tan pronto como sea posible informaremos de la primera expedición mundial de mujeres islámicas organizada por la federación iraní de montaña.

Joan Carles Palos