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Todo el mundo sigue aún profundamente marcado por la muerte del papa Juan Pablo II. Durante toda la jornada de ayer eran incontables las celebraciones religiosas y las oraciones que tenían lugar en todos los rincones del globo. Y lo más sorprendente, de todas las confesiones religiosas del planeta. Esto puede darnos una idea de la impronta que ha dejado Karol Wojtila a lo largo de uno de los pontificados más largos de la historia.

Los líderes mundiales, desde el presidente estadounidense, George Bush, hasta el de Rusia, Vladímir Putin, han manifestado su pesar por la pérdida del que consideran una de las personalidades más relevantes del siglo XX. Y es que, pese a los desacuerdos, resulta indiscutible que ha jugado un importantísimo papel en los acontecimientos que marcaron el final de este período histórico.

Pero también es innegable el impacto que ha supuesto este Papa en gentes de toda clase y condición. Buena muestra de ello fueron las concentraciones espontáneas que se produjeron en los más diversos rincones del planeta al tener noticia de su muerte.

El Gobierno español ha decretado un día de luto nacional y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha anunciado su asistencia al solemne funeral que se celebrará en Roma. También el president del Govern balear, Jaume Matas, ha firmado un decreto por el que se establecen tres días de duelo en nuestra comunidad autónoma. No se debe olvidar que Juan Pablo II siempre tuvo una relación muy especial con nuestro país.

Como tampoco la especial relación que mantuvo siempre con los jóvenes, precisamente los que le han tributado a lo largo de las últimas horas múltiples homenajes con sus concentraciones, cánticos y oraciones. Ya llegará el momento de la sucesión, de pasar página, pero hoy aún es tiempo de homenaje al sucesor de San Pedro que abrió las puertas del nuevo milenio.