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El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, celebró ayer a las 20.30 horas, en la iglesia de Sant Miquel de Palma, una homilía por el alma de Juan Pablo II de quien destacó su valentía y la visión «cristocéntrica» de su pontificado. El adiós a un Pontífice a una trayectoria que como recordó Murgui «llega con el nuevo siglo y del que hemos sido testigos de excepción».

Ante un reducido grupo de fieles, muchos de los cuales eran jóvenes «enchufados» a los auriculares para seguir por radio las últimas noticias sobre el estado de salud del Santo Padre, Murgui recordó que «Juan Pablo II ha dado durante su magisterio un testimonio de valentía muy importante».

«El Papa no ha tenido miedo de hablar claro, cayeran o no cayeran bien sus palabras. A pesar de todo ha sabido como nadie definir, explicar y manifestar la fe católica en una época convulsa; ha sido un gran referente para los católicos», apuntó.

«La comoción que vivimos en el día de hoy (por ayer) reflejada en los medios de comunicación y no digamos la que viviremos cuando se pueda producir el funeral y el entierro, es reflejo de la personalidad de este grandísimo Papa. Un personaje excepcional no sólo para los católicos sino para miles de cristianos o creyentes del mundo musulmán o judío. Se nos va un gran padre, un gran Papa, una figura irrepetible. Sólo con el pasar del tiempo llegaremos a calibrar adecuadamente su grandeza personal y su grandeza como pastor de Cristo», dijo.

Asimismo, Murgui destacó de su magisterio: «Si bien todos los papas, obispos y sacerdores han de ser personas centradas, enamoradas, colgadas de la figura de Cristo, lo cierto es que Juan Pablo II ha acentuado de forma especial la figura de Jesucristo».