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El paso de Nuestra Señora de la Esperanza, uno de los más emblemáticos de la Semana Santa palmesana, tuvo ayer el honor de presidir, por primera vez, una procesión: la llamada Procesión de Nuestra Señora de la Esperanza y la Paz, que es una de las principales novedades de los actos celebrados este año.

En la calle Socors, a su paso por la iglesia, la Virgen llevada por costaleros hizo un paso especial en honor del paso del Crist de la Bona Mort, que esperaba en la puerta al paso de la procesión. Momentos antes, el paso del Jesús del Buen Perdón también había saludado al Crist, uno de los pasos emblemáticos de la Cofradía Cruz de Calatrava.

La procesión se inició pasadas las 20.30 de la tarde en la basílica de Sant Francesc, sede de uno de los pocos pasos que es portado por costaleros. El recorrido se pensó específicamente para que este notable paso escultórico no tuviera problemas en las calles más estrechas. La salida del paso en dirección a la calle Socors fue espectacular, pero pocas personas se había congregado para verlo.

La procesión, que continuó por la calle Anselm Clavé, Comtat del Rosselló, José Tous Ferrer, Sant Miquel, Colom y Santa Eulàlia, contó con la presencia de las cofradías, de Nuestro Padre Jesús del Buen Perdón y Nuestra Señora de las Angustias, la de Nuestra Señora de la Merced, Nuestra Señora de la Asunción de Son Espanyolet, Sant Jeroni, Santo Cristo de la Santa Creu, los Cartujos, Montesión y Nuestra Señora de la Esperanza, con la banda de cornetas y tambores.

Como anfitriona de este nuevo recorrido, Nuestra Señora de la Esperanza cerraba la comitiva con su espectacular manto bordado y el impresionante movimiento del paso en las estrechas calles del casco histórico de Palma.

Si bien la participación de los penitentes fue numerosa, durante el recorrido inicial pocas personas esperaron para poder ver una de las novedades de la Semana Santa palmesana.