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El Día de la Mujer Trabajadora tiene un significado especialmente relevante en aquellas poblaciones donde la mujer carga con la responsabilidad de la economía familiar en las condiciones más duras. Es el caso de Anantapur, la región de la India en la que la Fundación Vicente Ferrer y Rural Development Trust trabajan desde hace más de tres décadas en proyectos de desarrollo para erradicar la pobreza extrema y sentar la bases de una vida mejor entre los habitantes más desfavorecidos de esta comunidad. «De mujer a mujer» se presenta pues, hoy, como una nueva iniciativa para potenciar lazos de unión entre personas de España y mujeres de la India que permita a estas últimas seguir adelante en su empeño por mejorar día a día su situación económica, social y cultural; una transformación que se expande, paralelamente, a su entorno, sembrando la semilla para un futuro esperanzador en el que los miembros de esta comunidad, una de las más excluidas del planeta, los llamados «intocables» y los grupos tribales, puedan ser protagonistas de su propio desarrollo integral: trabajo, educación, sanidad, mujer, ecología, discapacitados y vivienda.

La iniciativa «De mujer a mujer» se dirige a personas, hombre o mujer, de España que con su aportación de 6 euros mensuales durante cinco años quieran ayudar a una mujer india a disponer de un programa de ahorro que, a la vez, beneficia a otras mujeres a través de los denominados shangam. Éstos consisten en asociaciones de mujeres cuya finalidad es la de aunar esfuerzos a la hora de afrontar una problemática común, así como ofrecer los recursos económicos iniciales y el asesoramiento para poner en marcha pequeños negocios que les permitan alcanzar su independencia económica. La red creada por la Fundación Vicente Ferrer en este sentido es abrumadora: actualmente, más de 35.000 mujeres están asociadas en más de 2.500 asociaciones que, poco a poco, consiguen más autonomía y consideración en una sociedad en la que la desigualdad de sexos es enorme y en la que, tanto en la familia como en la aldea o comunidad, la mujer vive supeditada al hombre, tiene una cuota de analfabetismo del 54%, cobra un salario un 60% inferior al del hombre realizando trabajos muy duros y, con frecuencia, es víctima de maltratos y de numerosos tabúes, entre otros factores.

El destino de las aportaciones
voluntarias se divide en cuatro partes. Un tercio es para la cartilla de ahorros de la asociación, utilizada para realizar nuevas inversiones y emprender nuevos negocios; otro tercio va destinado al fondo de salud para garantizar la asistencia sanitaria; y el tercio restante se divide entre el uso personal del grupo y el fondo exclusivo para sus hijas, principalmente para reunir la dote obligatoria para casarse.

Lola Olmo