Aunque ayer no fue el peor día de invierno, seguía haciendo frío,
sobre todo a primeras horas de la mañana, últimas de la tarde y
durante toda la noche. Durante un rato del mediodía, por aquello de
que el sol tonteó con las nubes, dio la sensación de cierta
mejoría. Todo eso nos obligó a tener a mano las prendas de abrigo
para echárnoslas encima en el momento en que decidíamos salir a la
calle. Bastaba, si no, con darse una vuelta por cualquier lugar y
ver cómo íbamos de abrigados casi todos.
Aparte de Palma, estuvimos ayer en el mercado de Sineu, donde
había mucha gente, local, nacional y extranjera, y además gente no
en pose sino en su estado más puro, pues ignoraba que alguien
trataba de ilustrar el tema del frío invierno con imágenes. En
aquella especie de pasarela natural, en cuanto a prendas, excepto
abrigos de pieles, que a decir verdad no pegaban en un lugar como
ése -aunque luego, en Palma, sí; y algunos de pieles buenas, de
ésas raseadas-, vimos de todo, desde abrigos de paño a anoracs
pasando por jerseys de pico, de cuello de cisne, de cuello alto con
cremallera, bufandas largas y cortas, de colores equilibrados o
llamativos, gorros, gorras, bragas polares -bufandas sin principio
ni fin, que se pasan por la cabeza-, pasamontañas, guantes de todo
tipo, deportivas, botas de nieve... Incluso vimos gente sin
abrigar, en mangas de camisa -allá ellos-, sin guantes, con calzado
tipo mocasín.
Se dice que estamos en puertas de otro bajón de temperatura y
después, ¡adiós, invierno! Mientras tanto, cuídense.
Pedro Prieto
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