Hace un año, lo que había sido un vertedero abandonado en plena
fachada marítima de Palma abría sus puertas convertido en un
magnífico museo de arte moderno y contemporáneo que respeta el
trazado y la estética de las antiguas murallas. Los arquitectos
habían logrado insertar en el recinto renacentista, sin invadirlo
ni desvirtuarlo, un edificio moderno, limpio, de líneas rectas y
estilizadas que alberga una muestra de obras de arte que recorren
con firmas de renombre las corrientes más representativas de la
evolución de la creación artística de los últimos ciento cincuenta
años.
Han pasado doce meses y los primeros pasos de la institución ya
están dados. Además de la colección permanente y la exposición
inaugural, otras tres muestras temporales han llenado la sala
Aljub, un espacio impresionante que Palma ha recuperado gracias a
la rehabilitación llevada a cabo con motivo de la construcción del
museo. Ciento veinticinco mil personas han visitado Es Baluard,
entre residentes y turistas, que han podido conocer una serie de
obras pertenecientes a la Col·lecció d'Art Serra, promovida por
Pere A. Serra, presidente-editor de Ultima Hora, y otras cedidas
por diferentes instituciones públicas de Balears, que antes estaban
ocultas a la vista de la ciudadanía.
Pero un museo es mucho más que cifras. Nunca pueden el arte, la
cultura y la educación medirse en base a ingresos o a números. De
ahí que Es Baluard haya dedicado tiempo y esfuerzos a promover el
conocimiento y el amor al arte entre los escolares, que han tenido
aquí la oportunidad de recibir su primera aproximación al mundo de
la creación. Ahora queda continuar en la misma línea, dándose a
conocer en España y en el extranjero, sin olvidar a palmesanos y
mallorquines, para que Es Baluard se afiance como uno de los puntos
centrales de la cultura de esta Isla.
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