La Plaça Major, llena de gente joven dispuesta a disfrutar con los conciertos programados. Foto: JOAN TORRES

TW
0

Miles de ciudadanos salieron anoche a la calle para disfrutar de una de las noches más esperadas por todos los palmesanos, la 'revetla' de Sant Sebastià. Pese al frío y viento que amenazaba durante todo el día, el clima hizo una tregua y la agradable temperatura invitó a que los indecisos a festejar la festividad del patrón de Palma en la calle, se animaran y disfrutar del buen ambiente por las principales calles y plazas de Ciutat. La alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, fue la encargada de encender efogueró principal, situado en la Plaça d'Espanya. Acompañada por miembros del Consistorio palmesano, la alcaldesa disfrutó de su segundo año al frente de Cort en estas fiestas y confesó seguirlas con ciertos nervios y esperando que todo vaya bien. «No me pienso perder -añadió Catalina Cirer- la actuación de Los Pecos, e incluso les pediré un autógrafo».

Los castellers de Mallorca y el ritmo de los xeremiers continuaron con la fiesta, que poco a poco fue cogiendo forma. Los comercios fueron cerrando sus puertas y los ciudadanos con prendas de abrigo fueron recorriendo las calles y plazas donde comenzaban a sonar las primeras notas musicales de los grupos y orquestas. En la Plaça de l'Olivar los xeremiers ambientaron a los primeros que se fueron acercando tímidamente a los foguerons que comenzaban a prender. Abundante presencia policial y un buen números de miembros de los Bombers de Palma daban la seguridad a los ciudadanos de disfrutar con tranquilidad de la revetla, aunque entre los callejones los amigos de lo ajeno hacían su aparición.Las principales calles de Ciutat rebosaban alegría, buen humor y sobre todo un aroma de foguerons que despertaba el hambre de los asistentes y les obligaba a hincar el diente. Muchos eran los ciudadanos que, provistos de un «kit torrada» (botella de vino, sobrasada, lomo, panceta, butifarrón y pan payés), torraron en las distintas hogueras habilitadas para la ocasión. Otros palmesanos prefirieron adquirir el kit en los distintos comercios o puestos. Los precios de las bandejas variaban considerablemente de un lugar a otro. Butifarrón, panceta y un trozo de carne por cuatro euros la bandeja. El botellín de agua se podía encontrar desde 50 céntimos hasta un euro. Los refrescos, dos euros. Incluso algunos de los establecimientos ofrecían pomada a ocho euros. Cocas de trampó, empanadas y cocarrois lucían su mejor elaboración a quienes todavía no habían cenado. Además, muchos bares también sacaron sus propias hogueras para que los vecinos pudieran torrar su carne.
Los políticos se apuntaron a este tradicional manjar ofreciendo su cara más humana. En la sede del PP estaban, entre otros, Jaume Matas, president del Govern; Catalina Cirer, alcaldesa de Palma; María José Frau, regidora de Acció Ciudadana; Rafael Durán, regidor de Esports i Joventut; José María Rodríguez, conseller de Interior. En el PSOE se encontraban el secretario general, Francesc Antich; la diputada Francina Armengol y el portavoz municipal Toni Roig. Eberhard Grosske estaba en la plaça Santa Eulàlia y se divirtió con una ruleta política. En el mismo lugar estaban los militantes de Unió Mallorquina, con Maria Antònia Munar, presidenta del Consell de Mallorca, a la cabeza.

Si en la Plaça de Espanya y en el Mercat de l'Olivar el ambiente era tranquilo, la imagen en la Plaça Major fue multitudinaria. Desde primera hora de la tarde algunos jóvenes, fans del grupo «Hombres G», esperaban con la mochila cargada de bocadillos y botellines de agua la aparición de los cantantes. Las personas mayores fueron quienes más se acercaban a los foguerons a torrar, mientras que los jóvenes preferían tomar algún que otro chupito, vinito o vasos de cerveza. A partir de las diez de la noche fue muy difícil transitar por las calles y acceder a algunas plazas. Algo practicamente imposible desde la Plaça Major a Plaça de Cort, o viceversa, al igual que desde Santa Eulalia a Sant Francesç. No cabe duda que todas las plazas habilitadas para la 'revetla' estaban abarrotadas de ciudadanos que esperaban ansiosos el inicio de los conciertos que se tenían que escuchar en los distintos puntos. Integrados por completo en su nueva ciudad, también se pudieron ver sudamericanos, subsaharianos y europeos, que también disfrutaron de la fiesta. Todos los conciertos empezaron a las 22.00 horas, algunos con retraso, excepto el de la Plaça de l'Olivar, que empezó una hora antes y que fue la sede de la música mallorquina, donde actuaron Música Nostra, Balls i Tonades de Mallorca, Tracalada, Quart Creixent y Tralai.

Por su parte, la Plaça d'Espanya se llenó de música al son de Pep Sala, el ex componente de Sau, y la Banda del Bar, Fora des Sembrat y Marta Elka.