Los niños de distintos cursos mostraron su alegría ayer al volver a clase después de las vacaciones navideñas. Foto: JAUME MOREY

TW
0

En un estado de júbilo tras las vacaciones navideñas, miles de niños de todas la edades y nacionalidades regresaron ayer a clase. El tema más tratado del día era lo que les habían traído los Reyes Magos y Papá Noel. Las calles adyacentes a los centros docentes se colapsaron de nuevo en medio de un intenso tráfico, olvidado durante los pasados días festivos. Los hasta ayer solitarios patios de recreo, inmersos en el silencio navideño, recobraron de nuevo el pulso cotidiano entre la algarabía del griterío infantil. Han sido unas jornadas que han dedicado en casa a compartir la compañía de los padres, celebrando comidas o reuniones. Un tiempo para hablar y dedicar el tiempo libre a su familia, que ahora no echan de menos, ya que no han podido jugar con sus compañeros, sobre todo los que estudian en centros urbanos, al contrario de lo que sucede en zonas rurales.

Otros han viajado por la Península y la mayoría han invertido su tiempo libre en el ordenador o a disfrutar de los nuevos juguetes. Que, como es natural han variado según la edad. Así, los más pequeños, en torno a los cinco años, han recibido en sus casas desde libros infantiles (Harry Potter, en sus sucesivas aventuras sigue entre los preferidos); muñecas de todos los estilos, juegos electrónicos, disfraces o vídeos de dibujos animados. Los mayores se presentaron algunos a clase exhibiendo sus móviles de última generación a modo de juguete. Las niñas destacaron más sus regalos a base de ropa, cajas de bombones o relojes, que este año han podido disfrutar al coincidir la festividad de los Reyes Magos antes de un fin de semana.