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Las buenas costumbres, como celebrar la entrada del año, tras una gran Nochevieja, tomando una chocolatada, son cosas que tanto los mayores como los jóvenes mantienen. Muchos fueron los que tras las diversas fiestas y celebraciones, en familia, amigos o pareja, decidieron reunirse a manteles, bien en casa, en cafeterías o chocolaterías para disfrutar de tan espeso y caliente líquido.

En Palma, el bar Cristal y la cafetería 1916 son dos de los lugares emblemáticos. El primero por su historia, en plena plaça d'Espanya, y el segundo por ser uno de esas cafeterías acogedoras y de moda para la gente guapa.

La verdad que todos, quizás un poco más informales, puesto que muchos jovenes ya se habían aflojado el nudo de la corbata o arremangado la camisa y ellas tapándose con efoulard, rebequita, pañuelos, chaquetones o, incluso zapatos en mano, mostraban un aspecto de cansancio. Las personas mayores fueron quienes primeros tomaron la chocolatada. Apenas una hora después de las campanadas comenzaron a tomar posesión alrededor de las tazas de chocolate, cafés con leche y algúna manzanilla caliente, para conversar. También son los primeros en retirarse a descansar. Rápidamente el relevo lo coge la gente joven, alrededor de las cuatro o cinco de la madrugada comienzan a aparecer los primeros grupos o parejas. Chocolate, ensaimadas, cuartos y otro tipo de bollos dan fuerzas tras la movida. Los precios se modifican algo, no mucho.