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El PP ha concluido este fin de semana su renovación interna con muy pocas sorpresas. En Mallorca, Pere Rotger ha revalidado el cargo de presidente del PP-Mallorca, mientras Josep Juan Cardona continúa al frente de los populares pitiusos. Desde el punto de vista interno, el PP vive un momento muy dulce, de unidad interna, que ha permitido proclamar a sus líderes regionales e insulares.

Pero pueden hacerse otras lecturas sobre el trasfondo político de los congresos insulares, sobre todo de lo ocurrido el sábado en el Pueblo Español. De forma clara y rotunda, Jaume Matas advirtió a sus militantes que existía el riesgo de «morir de éxito» y reconoció abiertamente que temía el exceso de confianza de su partido. Mientras, Rotger se proponía obtener la mayoría absoluta en Mallorca en las elecciones autonómicas de 2007.

Por supuesto, las palabras de Matas deberían apuntárselas todos los dirigentes del PP balear. Los grandes riesgos de un Govern con mayoría absoluta son, precisamente, esos «tics» de exceso de confianza que, al final, alejan al gobernante de sus propios votantes. Del exceso de confianza a la prepotencia sólo hay un paso. Y los resultados nacionales del 14-M deberían ser un motivo de reflexión interna en el PP balear para intentar siempre buscar un equilibrio en la acción de gobierno, sin radicalismos ni sectarismos. Si el objetivo final es no morir de éxito, el PP tampoco puede permitirse el lujo de distanciarse de UM. Los populares tienen la obligación de conseguir mayoría absoluta en Mallorca, por supuesto, pero no sería inteligente dejar a UM en fuera de juego, ni abrir conflictos innecesarios. Y estos mensajes tan optimistas y victoriosos de Rotger podrían perjudicar las futuras relaciones entre los dos socios.