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Sin prisas y sólo con las pausas necesarias o imprevistas, continúan las obras de construcción del Parc de sa Riera, conocido durante décadas en sus fases de idea, propósito o proyecto como Cuña Verde o Falca Verda, según la época de que se tratara. Sobre la ejecución del proyectos en su totalidad planea la duda de la financiación que permita culminar la obra en el tiempo acordado, tras el anuncio del Ministerio de Medio Ambiente realizado esta misma semana a través de su secretario de Estado de congelar la financiación mientras no cumpla Cort con la aportación de los certificados de obra del parque.

Cabe recordar que el Ajuntament ha asegurado que entregará los certificados la próxima semana.

Actualmente los trabajos se centran en el movimiento de tierras con el objeto de llegar al que está previsto que sea la base del nivel definitivo. Paralelo a la calle Jesús, se construye lo que será el aparcamiento subterráneo, cuya estructura se prevé que se ultime durante el mes de febrero. También se están colocando las canalizaciones y tuberías para el suministro de la energía eléctrica, el agua potable y de riego, además del alcantarillado pertinente.

En el otro margen del futuro parque ya se empieza a notar la incipiente configuración del anfiteatro, aunque por el momento sólo existe una capa de hormigón a modo de base para las gradas y muro de contención del terreno en forma de talud.

También el torrente de sa Riera forma parte del proyecto. Su cauce ha sido limpiado y se está urbanizando para que domado transcurra canalizado entre paredes de hormigón, como corresponde a un torrente moderno de un país civilizado. Por el momento el fondo del torrente ha perdido el desorden que la erosión de siglos a formado con la tierra, las rocas, las hierbas y los mil vertidos indeseables. Ya se puede ver la solera plana y monótona de cemento que servirá de pista transitable para el agua, cuando llueva lo suficiente, o la suciedad, el polvo y las basuras en las épocas de sequía.