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El 14 de junio de 2003 se iniciaba en el Ajuntament de Palma una nueva etapa, con la toma de posesión de la primera alcaldesa que iba a tener Ciutat, la popular Catalina Cirer. Por diversas razones, su llegada al Consistorio fue recibida con esperanza incluso por muchos ciudadanos que no la habían votado. Casi un año y medio después, podríamos decir que Cirer se encuentra ahora, seguramente de manera injusta, en su momento de popularidad y de aceptación más bajo desde su llegada al cargo. Éstas serían algunas de las causas.

Un párking conflictivo. La reciente polémica sobre el futuro aparcamiento subterráneo previsto en la Avinguda Antoni Maura ha sido sólo la punta del iceberg de un enfrentamiento surgido entre el equipo de gobierno, por una parte, y la oposición y diversas entidades y asociaciones, por otra, por lo que respecta a cuál debe ser el tratamiento que tienen que recibir los restos arqueológicos hallados en la ciudad. Si en Antoni Maura las diferencias surgieron tras haberse encontrado restos islámicos, en sa Calatrava el detonante fue el hallazgo de restos de la antigua ciudad romana. Desde el Ajuntament se dice que el Consistorio es el primer interesado en la conservación del patrimonio histórico, pero esta afirmación es cuestionada muy seriamente por quienes critican a Cort en este sentido.

Una nueva reforma. La nueva reforma prevista en el Parc de ses Estacions y, sobre todo, la propuesta que prevé crear cuatro carriles de circulación en la calle Jacint Verdaguer, en el marco del proyecto del Govern de soterramiento de las vías del tren, han sido muy criticadas por los vecinos de Son Oliva, Son Fortesa, Els Hostalets y Son Costa, que han realizado ya diversas movilizaciones, y también por los partidos de la oposición municipal. Unos y otros piden que se cree un bulevar peatonal central en Jacint Verdaguer, que se llamaría Parc de ses Vies, y critican asimismo la inversión económica realizada hasta ahora en ses Estacions, que se verá incrementada por la segunda reforma programada desde su inauguración en 1999. El equipo de gobierno afirma, por contra, que su máximo deseo es conseguir contar con el máximo apoyo y consenso a la hora de emprender la remodelación del parque, aprovechando que la estación intermodal se construirá debajo, y de efectuar los cambios en Jacint Verdaguer. Además, insiste en que aún no hay tomada una decisión definitiva en ambos casos.

Una dimisión demorada. El 23 de junio de este año, una sentencia del Juzgado de Instrucción número 1 de Palma condenaba al entonces presidente de Emaya, el popular Antoni Nadal, a pagar 10 euros diarios durante 20 días «como autor directo de una falta de coacciones» por haber dejado sin suministro de agua a una inquilina que vivía en un ático de su propiedad «sin que hubiera razón aparente para ello». El fallo fue recurrido por Nadal dos semanas después. Posteriormente, el 14 de octubre, la Audiencia Provincial confirmaba, «en su integridad», la condena por coacciones. Ese mismo día, Nadal presentó la dimisión a Cirer. A lo largo de estos casi cuatro meses, la oposición pidió de forma reiterada la dimisión del presidente de Emaya, del que también se supo que había sido denunciado por presuntos malos tratos por su ex mujer, acusaciones que Nadal siempre dijo que eran falsas. Cirer, por su parte, reiteró durante ese periodo de tiempo que hasta que no hubiera una sentencia firme, Nadal no dimitiría. Una vez hecha efectiva la renuncia, fue aceptada de inmediato por Cirer.

Un cierre histórico. Después de 50 años funcionando sin licencia, Cirer decretó el cierre de las canteras de Establiments el pasado 30 de septiembre, que se hizo efectivo el 8 de octubre con el precinto de las instalaciones ubicadas en la zona. La decisión de la alcaldesa fue muy bien recibida por los vecinos, y el Consistorio se comprometió además a buscar una salida laboral para los trabajadores afectados por el cierre. Sin embargo, éstos han realizado ya varias movilizaciones contra Cort, incluida una protesta con alrededor de 80 camiones que colapsó parte de las Avingudes el 6 de octubre, para pedir que sea ejecutado el plan de restauración previsto en un principio, que sólo puede ser aprobado por el Govern.

Un solar problemático. A finales del pasado año, el Ajuntament de Palma adquiría por 7,2 millones de euros el solar de Son Espases Vell, en las inmediaciones de es Secar de la Real, para cederlo luego al Govern, que construirá allí el nuevo hospital de Son Dureta. Ha sido ésta, hasta ahora, la actuación más claramente contestada, tanto por parte de la oposición como de los vecinos de La Real y de diversos colectivos, que rechazan la ubicación elegida para el hospital al entender que supondrá un gran impacto ambiental para la zona, que la decisión de comprar el solar fue tomada sin ser consensuada, que el precio pagado fue excesivo y que era posible encontrar otra ubicación o construir el futuro hospital en el solar en donde ahora se encuentra el antiguo Son Dureta. La tensión acumulada llegó a su punto culminante en los incidentes ocurridos en la romería de Sant Bernat, el pasado 19 de agosto. Días después, el 4 de septiembre, hubo una «contrarromería» con destino a Cort, que no registró ningún incidente. Cirer, por su parte, sigue defendiendo que la ubicación prevista para Son Dureta es la mejor de las cuatro planteadas en un principio, que el impacto será el mínimo posible ya que el nuevo hospital tendrá sólo cinco plantas, que Cort protegerá toda la zona adyacente, incluido el monasterio, y que haber hecho las obras en las antiguas instalaciones habría causado muchas molestias a los enfermos.

Otros conflictos. En los últimos meses, se han manifestado además ante Cort, por unas u otras razones, el Centro Canino Internacional, la Asociación de Empresarios de Compra y Venta de Vehículos de Mallorca, trabajadores de la EMT, vecinos afectados por desalojos, comerciantes de la zona de l'Olivar o el Cos de Bombers, entre otros. Sólo el inicio de las obras del Parc de sa Riera parece haber aportado un poco de oxígeno y de aire fresco al mandato de Cirer en 2004, seguramente porque dicho parque será el futuro 'pulmón verde' de Palma.