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El obispo Jesús Murgui presidirá hoy una misa de celebración en la iglesia de Montisión en la que se rendirá homenaje al misionero jesuita José María Casasnovas, quien cumplió el pasado lunes sesenta años en la Compañía de Jesús: Las bodas de diamante de una persona que ha dado gran parte de su vida a los pobres. En el oficio religioso también se rendirá homenaje a los jesuitas Oristelo Muñoz, Tomeu Jofre, Santiago Gil y José Antonio Marzal. José María Casasnovas hace balance de sus 28 años en la India, país que conoce bien, pero «nunca lo suficiente», y de los 60 años en la Compañía de Jesus.

«La India es enorme. Sólo el estado Maharashtra es más grande y más poblado que España. Hay muchas lenguas y bastantes religiones, por lo que es muy difícil hablar solamente de una India. Es un país apasionante». Casasnovas recuerda que «llegué a la India en el año 1953. Viajé en barco desde Gibraltar y el viaje duró 15 largos días. En Bombay me encontré con varios mallorquines, el padre Xim Fuster, Perico Massanet y también contacté con el ahora famoso Vicente Ferrer, a quien conocía desde el año 1944, ya que estuvimos juntos en el Monasterio de Nuestra Señora de Veruela. De él puedo decir que es un hombre muy emprendedor y muy austero. Ha desarrollado una gran labor».

Precisamente en Veruela el misionero insular llegó al noviciado, hace seis décadas. Antes de emprender hacia misiones, Casasnovas estudió cinco años teología en Poona, India. «Tuve el privilegio de estudiar teología mientras me interesaba en la vida y en el pensamiento indio». Al finalizar estuvo cuatro años con la tribu Oraón de Chottanagpur, en el estado de Beihar. «Son aborígenes: cazan, pescan y también son agricultores. Cortan parte de la selva y hacen campos para el cultivo. Ya eran, en su mayoría, católicos. Nosotros incidimos en la labor educacional, incitamos a los católicos a ir al colegio, a adquirir los hábitos del estudio».