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En un emotivo acto, celebrado en la biblioteca del colegio de Sant Josep Obrer, en Palma, se presentó ayer el libro que recoge la historia de este centro escolar, considerado uno de los más importantes de Mallorca. El autor del libro ha sido precisamente el mismo que hace 50 años decidió crear una escuela, en lo que entonces era una de las barriadas más marginales de Palma. El fundador de este centro fue Sebastià Arrom, canónigo de la Catedral, que desde 1951 hasta 1997 dirigió el colegio y la parroquia.

«He escrito desde el sentimiento de cariño hacia todas las personas, profesores y alumnos, que han pasado por este colegio. Sólo he recordado las cosas positivas y he intentado olvidar los momentos difíciles», señaló el religioso, que quiso agradecer las palabras de presentación de las personas que le precedieron en la presentación del libro. El padre Tià se mostró especialmente satisfecho por la recopilación de cientos de fotografías, que aparecen en el libro, y que recoge a las personas que han protagonizado las etapas de la historia de este colegio. Sebastià Arrom, que cuenta con varias distinciones como el premio Miquel Porcel i Riera, que le otorgó la Conselleria d'Educació en 1995, y el premio Ramon Llull, que le concedió el Govern el pasado año, se mostró especialmente satisfecho por haber sido nombrado hijo ilustre del pueblo de Santa Eugènia. Precisamente, definió esta localidad, donde nació, como «el mejor pueblo de Mallorca». El alcalde del municipio, Mateu Crespí, fue una de las personas encargadas de presentar este libro. En su discurso elogió la figura del creador del colegio de Sant Josep Obrer. «Este libro es algo más que la historia del colegio». El alcalde de Santa Eugènia destacó la labor de rehabilitación de la barriada que emprendió Sebastià Arrom, y señaló que su trabajo educativo se ha traducido en la mejora del sistema de enseñanza en Balears.

El libro lleva como título «Sant Josep Obrer, 1951-1997». El autor recoge la historia desde los inicios del proyecto hasta el momento en el que se convirtió en uno de los centros de educación más importantes de Palma.

Miquel Coll, inspector d'Educació, también elogió la figura del creador del centro e incidió en que «siempre supo conjugar la iglesia con la educación. Sólo desde la educación se consigue mejores personas», señaló.