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Los duques de Palma y sus hijos han pasado el fin de semana en Marivent, y ayer, primer domingo de otoño, se bañaron en la playa militar de Illetes, a no mucha distancia donde Protección Civil estaba efectuando obras de limpieza, por las que Iñaki Urdangarín se interesó. Acompañados por otro matrimonio, los duques de Palma llegaron a la playa poco antes de las once de la mañana. El duque lucía pantalón corto, color beige, y camiseta blanca, que luego cambiaría por una bañador azul claro estampado.

Tras estacionar los vehículos, a pie recorrieron la distancia que separaba el párking de las sombrillas alineadas frente al mar, en primera línea. Algunos de los bañistas no daban crédito a lo que estaban viendo: que los duques estuvieran allí, tan tranquilos, cual plebeyos, cosa que no ha sido la primera vez que ha ocurrido, pues a finales de agosto se bañaban en la playa de la Colònia de Sant Jordi, hasta donde llegaron en el «Fortuna», aunque en aquella ocasión no estaba Urdangarín por encontrarse en Atenas animando a los atletas españoles. Los escoltas, mientras, fueron tomando posiciones en distintos lugares, algunos entre los bañistas. Así que, por ese lado, todo quedaba completamente controlado.

En la playa permanecieron alrededor de dos horas, como unos bañistas más que, pese a los densos nubarrones que colgaban del cielo, practicamente abarrotaban la playa. A ratos el duque se bañaba, siempre con los niños a su lado; a ratos jugaba con la pelota con su mujer, que no se puso en ningún momento el bañador; a ratos a ésta se la veía pendiente de los niños, que jugueteaban en la arena; a ratos se la veía llamando por el móvil; a ratos el marido paseaba por la playa... ¿Quién nos iba a decir que a principios de otoño nos íbamos a encontrar con estas imágenes?

Pedro Prieto