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Oficialmente, ayer fue el último domingo del verano de 2004, aunque esperamos que éste se prolongue durante algunos domingos de otoño, como ya ha sucedido en años anteriores. A pesar de ser una jornada bastante calurosa, el día de ayer no batió ningún récord, con una temperatura máxima de 29 grados y una mínima de 14 grados. Otras localidades de España sí vivieron un domingo muy caluroso, como por ejemplo Córdoba, con 36 grados de máxima, o Sevilla y Huelva, con 35 grados.

El domingo se desarrolló en escenarios distintos. En terrazas, fueran de playa o de otros lugares, y mejor si las mesas donde tomar algo estaban a la fresca. En el Paseo Marítimo, donde, como cada vez que hace bien tiempo, se vio mucha gente, unos a la carrera, tratando de rebajar algunos gramos bajo un sol que caía despiadadamente; otros, a paso normal; otros sobre patines; y otros sobre bicicleta, ya fuera por el carril-bici, que se prolonga hasta Ciutat Jardí. También los vimos sentados en los bancos frente a la Seu, algunos sin camisa, tomando el sol tras embadurnarse cara, cuello, brazos y, los que se habían atrevido a despojarse de la camiseta, pecho.

¿Que si había gente en las playas? A tenor de la que vimos en las que visitamos (Can Pere Antoni, es Molinar, Ciutat Jardí y Platja de Palma), les podemos asegurar que sí. Mucha. En las tres primeras predominaba el personal de aquí, lo cual es habitual en ellas. Y entre la gente vimos a bastantes chavales, algunos con el curso recién estrenado. El resto estaba compuesto por gente adulta, que trataba de pasar lo mejor que podía el día al lado del mar. Turistas y ciudadanos se mezclaban bajo el sol del último domingo de verano, un domingo caluroso pero nada sofocante que no pareció despedir el estío.

Pedro Prieto