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J.J.SERRA/EFE
Las federaciones de Hostelería de los sindicatos CC OO y UGT han convocado para el día 24 de este mes una manifestación contra la política turística del Govern, centrando la protesta en el recorte de la temporada y en la propuesta de cambio de uso de los hoteles para reconvertirlos en inmuebles de carácter residencial.

La manifestación se iniciará a las 16.30 horas frente al Auditòrium de Palma para recorrer el Passeig Marítim hasta el Consolat de la Mar, coincidiendo con la celebración en la capital balear del IV Foro de Líderes de Turismo, que prepara la Organización Mundial de Turismo. Este evento tendrá lugar los días 24 y 25.

Antonio Copete, de UGT, declaró ayer, tras la asamblea de delegados que decidió la convocatoria, que «la Conselleria de Turisme no está dando soluciones al recorte de la temporada, que se está limitando a 6 meses, lo que no ofrece garantías laborales suficientes a los trabajadores. Los hoteles de todo el año están pasando a ser de temporada y los trabajadores fijos se están convirtiendo en fijos-discontinuos. Los hoteleros quieren abrir con el establecimiento lleno y cerrarlo igualmente al 100 por cien de ocupación. No conciben ocupaciones parciales durante una temporada más larga o, al menos, hacer algo para que ésta dure más. Mientras tanto, nuestras propuestas para resolver estas cuestiones en la Mesa de Diàleg Social no obtienen ninguna respuesta».

El representante de UGT recuerda que «propusimos incentivos fiscales para los hoteles que abren durante más tiempo y que el Govern actúe contra la estacionalidad promoviendo el turismo social, pero el Ejecutivo no mueve pieza desde julio. Sólo entienden la protesta en la calle».

El otro motivo de protesta es el proyecto de cambio de uso de los hoteles, pasando del turístico al residencial. Según Copete, «éste es un acuerdo entre PP, UM y los empresarios para permitir un 'pelotazo' inmobiliario, tomar el dinero ganado en la operación e invertirlo en el Caribe. Calculamos que por cada cinco plazas turísticas suprimidas, se perdería un puesto de trabajo. Es decir, con 50.000 plazas turísticas menos, se destruirían 8.000 puestos de trabajo en el sector».