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Han pasado casi cinco meses desde que Jaume Matas presentara a Francesc Antich una propuesta sobre el convenio de carreteras (que los socialistas siempre consideraron una «propuesta trampa») y ayer llegó una respuesta oficial en forma de documento de la Ejecutiva del PSIB.

Antich dejó claro que el convenio era un asunto entre gobiernos (que Balears es el que decide y Madrid el que paga) pero insistió en que los socialistas deben dejar oír su voz.

En este documento -que hoy será presentado a las plataformas antiautovía y que también se entregará al Ministerio de Fomento- se plantea una alternativa global al convenio de carreteras.

Partiendo de la necesaria «lealtad institucional» (Antich insistió mucho ayer en este asunto durante su presentación a los medios informativos) que deben mantener ambos gobiernos, los socialistas aceptaron algunas propuestas, matizaron otras y rechazaron el proyecto de segundo cinturón.

El secretario general del PSOE y diputado en el Congreso definió la citada propuesta como «un documento de trabajo» y reiteró que los problemas de transportes del archipiélago, en el que recordó que existe una proporción de 950 coches por cada 1.000 habitantes, no se soluciona exclusivamente con actuaciones en la red de carreteras, sino que debe emprenderse «una política seria y contundente en transporte público».

La crítica a los proyectos incluidos en el convenio de carreteras también se extiende a infraestructuras viarias como las de S'Arenal-Llucmajor, «inadmisible», por ser considerada «el inicio de la autopista de Manacor por el sur»; la autovía Inca-Sa Pobla y las obras programadas en Ibiza.