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VIRGINIA CASADO
Las obras en el centro de Palma siguen dando de qué hablar entre los comerciantes de la zona. La calle Jaume III es una de las zonas más afectadas y no sólo por los grandes atascos que se producen cada día frente a los comercios, sino por el problema que supone para los compradores el ir sorteando barreras y todo tipo de maquinarias que se encuentran a su paso.

Las consecuencias las pagan aquellas tiendas franqueadas por las interminables obras que dificultan que los clientes accedan a ellas con la intención de comprar unos zapatos, una camiseta o cualquier objeto que se precie. Los clientes están digustados, tal y como afirma Raquel Ríos, dependienta de una tienda de lencería: «Los clientes se quejan bastante, sobre todo por el polvo y el ruido».

Para los comerciantes, las ventas pueden o no haberse visto perjudicadas por las obras, pero entre ellos existe una idea común; no entienden por qué las obras han comenzado en plena temporada turística y no en invierno cuando Jaume III está prácticamente vacía.