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Si los sábados por la tarde son especiales para descansar o reunirse con amigos, también podría resultar interesante estudiar, pero si uno se decide a estudiar catalán, si los alumnos que estudian son más de treinta y si los cursos se imparten en Buenos Aires, cualquiera podría pensar que se trata de una película. La casa balear de Buenos Aires, fundada en 1905, es un verdadero Can Balears en el centro de la capital de la Argentina y los cursos audiovisuales que se organizan son seguidos con insólito interés porteño.

Con más de 1.400 socios activos y bajo la presidencia de Juan Mari Freire, los baleárico-porteños transmiten a los jóvenes las costumbres y la historia de las Illes Balears. En una casa con estilo español en la calle Colombres se distribuyen varios espacios diferentes: por un lado la amplia sala en la que un sistema audiovisual permite a los grupos estudiar catalán, bailes típicos y reunirse con diferentes objetivos. En la planta baja está la gran chimenea, alrededor de la cual se juntan grupos de jóvenes o mayores con una ambientación mediterránea sorprendente.

Los habitantes de Buenos Aires destacan entre otros de muchas ciudades por tener una inquietud permanente a la hora de participar en cursos, actividades, reuniones, clubes o cualquier cosa que reúna a más de cuatro. Los mallorquines se contagiaron con los años y ya no utilizan los sábados para descansar sino que hasta las personas mayores están de charla en charla alrededor del hogar. Un mueble antiguo llama la atención en la oficina principal: «es la biblioteca más especializada en temas de Baleares que existe en Buenos Aires», afirma Juan , que tiene en su memoria buena parte de los 100 años de historia. «Esto comenzó llamándose Centro Balear, el 13 de agosto de 1905 y después de varios cambios de domicilio, llegó a ser la Asociación de Socorros Mutuos Casa Balear en la dirección actual.

O. Pipkin