Una pareja observa el trabajo de las excavadoras en el cauce de sa Riera. Foto: PEP ROIG

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«¿Tú crees que algún día veremos este parque terminado?», dijo uno de los vecinos de la zona del Fortí como respuesta a la pregunta que le formulábamos, referente a las obras de construcción del Parc de sa Riera, antes llamado Falca Verda que empezaron el pasado 3 de abril, con el consiguiente movimiento de tierras con las máquinas excavadoras y la espectacular máquina que perfora la tierra para dejar espacio a los pilotes de hormigón armado para dar mayor consistencia a las paredes fronterizas con la calzada del Camí de Jesús.

No son raras las dudas del ciudadano, sobre todo si se tiene en cuenta que en el plan general de Calvet para el ensanche de palma (1901) ya se señalaba este espacio como pulmón verde para la ciudad. Pero parece que esta vez la decisión es firme, si se tiene en cuenta el no parar de las máquinas, camiones y muy limitado número de obreros. También las empresas ubicadas dentro del perímetro del futuro parque ya están recogiendo sus bártulos, a pesar de que «la propietaria de esto todavía no ha cobrado», según afirma un industrial, quien ruega no indiquemos de quien se trata porque «ya estamos hartos de quebraderos de cabeza».

Si esa propietaria, y otros, no han cobrado la parte correspondiente a la expropiación, los que no cobrarán serás los empresarios desalojados. Uno de ellos asegura que «hace tres o cuatro años el Consell nos ofreció trasladarnos a Marratxí, a unos terrenos a precio asequible (8.000 pesetas el metro) pero al cabo de poco tiempo el asunto lo llevaba Tirme y nos pedía 29.000 pesetas por metro, y que sólo les quedaban dos solares de dos mil metros, indivisibles. Somos 24 empresas ¿qué debíamos hacer, enfrentarnos en duelo y el que quedara vivo fuera para él el solar?».