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El ex director general de la UNESCO Federico Mayor Zaragoza recordó ayer que sólo a los padres corresponde decidir cuál debe ser la educación religiosa de sus hijos y situó este asunto en la esfera familiar. Coincidiendo con la decisión del Consejo de Ministros de suspender los puntos más conflictivo de la reforma educativa del Partido Popular, Mayor Zaragoza indicó que la religión no se debe imponer. Fue casual que la decisión del Gobierno socialista coincidiera con la presencia del ex director general de la UNESCO en Palma, donde dictó una conferencia con un título sugestivo: «La educación, base de la democracia». La pronunció en el salón de actos del edificio Sa Riera de la UIB y no defraudó. Antes, conversó con los medios informativos. Mayor Zaragoza, bioquímico y presidente de la Fundación Cultura de Paz, mostró su coincidencia con la decisión del Gobierno Zapatero de abrir las puertas a la investigación con embriones humanos.

Eso sí, indicó que hay un límite que se aprobó a su paso por la UNESCO: que no se puede «diseñar» un ser humano. «Se nos plantean grandes problemas éticos en relación a los temas de genética, pero yo soy partidario de hablar de todo, dentro de los límites de los derechos humanos, y en este sentido me gusta lo que propone el nuevo Gobierno», manifestó. Federico Mayor Zaragoza habló de Internet y -otra casualidad, pues ayer se iniciaba en Palma la Fira del Llibre- mantuvo que los libros son «aún» más importantes que las nuevas tecnologías para la transmisión de conocimientos. «Con Internet tenemos más saber, pero no más sabiduría», aseguró para centrar el mensaje de su conferencia: «la educación es el pilar para la construcción de un mundo distinto». Alabó, en este sentido, al Foro de Portoalegre y los mensajes alternativos.

«El pueblo, que es la democracia, empieza a aparecer en el escenario» dijo durante su comparecencia ante los medios de comunicación. Mayor Zaragoza consideró que el mundo actual se caracteriza por la persistencia de fenómenos históricos como el uso de la fuerza como método de resolución de conflictos y la ausencia de principios democráticos en las relaciones internacionales. También constató la aparición de nuevas realidades como el dominio de las grandes corporaciones empresariales globales y la dejación por parte de los políticos «de sus responsabilidades ideológicas en favor del mercado». «El mercado no existe, lo que existe es un conjunto de mercaderes», aseguró el que fuera máximo responsable de la UNESCO entre 1987 y 1999. Habló también de terrorismo y paz. Fue tajante al asegurar que «un acto terrorista no se justifica nunca por nada», pero lamentó también el terrorismo de Estado y censuró concretamente el trato del Gobierno de Israel al pueblo palestino.