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La Comisión de Médicos que estudia en Roma un milagro atribuido a la intercesión de la religiosa mallorquina Cayetana Alberta Giménez, Madre Alberta, reconoció ayer su autenticidad, decisión que permite continuar con el proceso de beatificación iniciado en 1960 con la apertura del Proceso Diocesano.

El reconocimiento de dicho milagro «es un paso fundamental, porque es esa comisión la que determina que la curación fue debida a una causa no científica», afirman fuentes de la congregación de La Pureza.

El milagro atribuye a Madre Alberta la intercesión en la curación de un sacerdote mallorquín que padecía isquemia cerebral, milagro finalmente aprobado tras la retirada de un primero, centrado en la curación de un niño de Manacor. Por falta de falta de datos tuvo que ser eliminado de la causa de beatificación.

Ello ocurrió a partir de los años 80, diez años después de que el Papa Pablo VI iniciara el Proceso Apostólico (1972). Se abrió un proceso que continuó en 1986 con la firma de un decreto por el que se declaró la heroicidad de las virtudes de esta religiosa mallorquina nacida en Pollença el 6 de agosto de 1837.