La Sección Montada de la Policía Local de Palma realizó una bella exhibición.

TW
0

Un año más, el bosque de Bellver dio la bienvenida a miles de personas dispuestas a celebrar el tradicional Diumenge de l'Àngel, que cierra la Semana Santa. Un día que amaneció primaveral -aunque a partir de la tarde se tornó desapacible, con fuertes rachas de viento frío-, animó a los más madrugadores a emprender la romería desde Cort hasta el Castell de Bellver. A las 9.30 horas, en el Ajuntament se ofreció una chocolatada con ensaimadas a todos los asistentes, que se prolongó durante más de media hora, momento en que los xeremiers entonaron sus acordes anunciando la marcha, a la que se sumó la batlessa Catalina Cirer con su familia, y que se prolongó hasta pasadas las once, en que llegaron a la puerta de la fortaleza.

Allí vimos a Antoni Roig, del PSOE, a Cecili Buele, de ERC, y a Eberhard Grosske, de EU. Los marxaires vieron recompensado su esfuerzo a la llegada en los puestos de bebidas y, cómo no, de panades y robiols, que durante toda la jornada surtieron de provisiones a los excursionistas. En la explanada del aparcamiento empezó a sonar por megafonía a las 11.30 la gran fiesta infantil animada por Cucorba, mientras que frente a la Capella, el Club d'Esplai Jovent amenizaba la jornada, que incluyó también un campeonato de ajedrez de partidas rápidas y otro de partidas simultáneas, a cargo del maestro balear Alejandro González, que terminaron en tablas al volar literalmente los tableros con el vendaval.

Al filo del mediodía, la Sección Montada de la Policía Local realizó una exhibición con sus corceles adiestrados, que efectuaron distintas figuras acompasadas al trote, destacando entre ellas la complicada «corona» tras un elegante pase guiando un carruaje de época y una demostración de montura con movimientos acrobáticos. El patio del Castell, a su vez, contó con la interpretación de diversas piezas corales. Sobre las 13.00 se inició la representación más emblemática y motivo central de la fiesta, con la Passejada de l'Àngel, cuya nueva efigie, en sustitución del creado hace 24 años por Juan Guerra, no fue del agrado de todos. El programa se interrumpió para ofrecer un tiempo dedicado a la comida sobre la hierba que tapiza el bosque tras las lluvias.

Gabriel Alomar